Revista Cocina

¿Cuál es el desayuno ideal?

Por Robertosancheze

¿Por qué puedes y deberías desayunar lo que te dé la gana?

Sí. Este ha sido mi desayuno de hoy:

  • Estofado de carne de vaca de la buena –alimentada únicamente con pasto y criada en total libertad–, col, patata, cebolla y pimiento verde.
  • Tortilla de dos huevos de los buenos –del 0.
  • Un aguacate.

¿Has desayunado estofado?

Sí. ¿Qué pasa? ¿No es comida? Ayer sobró un plato. ¿Qué hago? ¿Lo tiro? Si sobra comida, ¿tú la tiras? Yo no.

¿Y has desayunado todo eso a las 9 de la mañana?

Sí. ¿Qué pasa? Después de más de 16 horas de ayuno y una sesión de Método Natural bastante intensa, y teniendo en cuenta que lo último que comí ayer fue una naranja y algunas nueces de macadamia, la verdad es que tenía bastante hambre. Además, prefiero empezar la jornada con buen pie que pasarme el día entero pendiente de la comida, la hora de la comida, la compra, la cocina, etc., y picoteando hidratos de carbono cada dos horas para mantenerme en estado “zombi”.

Está bien. También debería haber empezado aclarando qué es realmente un desayuno. Esto te puede servir: ¿Cuál es la comida más importante del día? (1) Cuestiones evolutivas sobre el desayuno. (2) Las bases de un buen desayuno. (y 3) Ejemplos de desayuno en la práctica del ayuno intermitente.

A partir de ahí…

¿Por qué puedes desayunar lo que te dé la gana?

Porque lo que se suele desayunar, los típicos alimentos que se enmarcan en cualquier foto ideal de un desayuno convencional, no tienen nada que ver con la coherencia evolutiva ni con lo que tu cuerpo necesita, sino más bien con la tradición cultural.

Afortunadamente, todo lo cultural es adquirido, no innato, es decir, aprendido. Y como un día lo aprendes otro día lo puedes desaprender, si quieres.

O sea que un estofado a las 9 de la mañana no es ni asqueroso ni algo que no pueda “entrarte”. Eso es lo que crees porque así lo has aprendido de tu cultura –esa que nos ha llevado al momento de la historia tan “magnífico” que estamos viviendo, no sin nuestra parte de responsabilidad. En realidad, un estofado es simplemente comida. Y tener algo que comer, sea lo que sea, ya merece, como mínimo, gratitud.

¿Por qué deberías desayunar lo que te dé la gana?

Porque si escoges vivir con coherencia evolutiva, si comprendes la importancia de esa primera comida del día después de haberte movido y si además integras el ayuno intermitente en tus hábitos alimenticios, verás que ese estofado –o lo que sea que se salga de lo convencional– es lo mejor que te puedes llevar a la boca, te sabe a gloria y te alimenta como ninguna otra cosa.

¿Alguien se atreve a discutirlo? Un estofado –como quien dice un cacho de hígado, una caballa al horno o una musaka– seguro que es mucho más nutritivo que la porquería de cereales procesados, bollería, pseudo-leches –de vaca, de soja, de avena, de arroz, de mijo, etc.– y zumos varios que se suelen desayunar, y también probablemente más nutritivo que los estupendos cereales integrales con frutos del bosque que aparecen en la portada de la revista Woman.

Escoge tu propio camino empezando por el desayuno

Estoy convencido de que ya has aprendido que en esta vida nadie te va a regalar nada, ni tan solo la salud o la felicidad. Vas a tener que ir tú a por ellas y currártelo. ¿Qué mejor momento para empezar que en el desayuno? Iniciar el día con coherencia y responsabilidad puede marcar la diferencia y ponértelo mucho más fácil para el resto de la jornada.

No deberías olvidar que, como dicen por ahí –ahora no recuerdo dónde lo leí–, “si quieres ser feliz, mira lo que hace la mayoría y haz todo lo contrario”.


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