Las zonas están principalmente en el centro donde hay dos plazas con mucha concentración de bares. Una en la parte alta, en la Plaça del Fòrum, y otra en el Ayuntamiento, en la Plaça de la Font. Una delicia de plaza con casi 20 locales y donde hicimos nuestra parada. En la ciudad el concepto tapa es variable, dependiendo del local, siempre es de pago y en la mayoría es similar a una media ración.
Empezamos por Lola Tapes, recomendación de Pepa de losplaceresdepepa.blogspot.com y donde tomamos las tapas de mayor calidad del viaje. Nos sentamos en la barra y pedimos un vermú, una Coca-Cola y mosto. Allí todo lo que venden son productos de cercania, de km0. El vermú era marca "Medusa", de la que nunca habíamos oído hablar pero que era una maravilla. Con el mosto fue más flipante porque lo vendían por tipo de uva y tenían de muchos tipos: merlot, xarel-lo, macabeu, etc.

Para picar pedimos unas bravas, preparadas con alioli y mojo rojo, genial mezcla y un pulpo cuya textura era insuperable. Esta tapa tarda porque lo preparan a la brasa y lo hacen despacio para que no se queme... pero la espera merece la pena. Total, 17,75€


De ahí cruzamos a Quattros. El solecito de su terraza y ser uno de los más llenos nos llevó hasta él. A tomar un cava, una coke y unos mejillones del Delta por 10,60€

La última visita en la plaza fue para el Piscolabis, un buen sitio con enorme carta de tapeo donde recomendaban los buñuelos de bacalao. Los pedimos y no estaban mal pero no eran para tanto, aunque la tapa sale por solo 3,5€. Mejor las anchoas (10€) que con un par de cavas llevó la cuenta a los 18 euros.


Al día siguiente quisimos visitar la zona del Serrallo. El antiguo barrio marítimo ha recibido un buen lavado de cara y está repleto de locales, más que de tapeo la zona es de restaurantes pero cometimos el error de no reservar y cuando llegamos era imposible entrar en ningún lado. De los recomendados, a cada cual más lleno. En L'Àncora la cola era infinita, igual en L'Anap. Probamos en varios más y vista la imposibilidad decidimos subir hacía la ciudad, a otra calle donde habíamos leído que había varios, Mendez Nuñez (junto a la Rambla), donde realmente el único que merecía la pena era De Vins. Un elegante sitio, con buen servicio y donde servían un menú de entrantes (foie, jamón, ensalada de tomate con ventresca), arroz con gambas y postre bastante digno, con muy buena materia prima aunque quizá con poco plato catalán para mi gusto. El ticket, con bebida que se pagan a parte, fue de 63 euros; 28€ el menú.




Para acabar la visita nos acercamos a Cambrils, donde resulta que. además de tiendas de cubitos y palas, hay dos estrellas michelín. Nos decantamos por El Rincón de Diego pero eso os lo contaremos en otra entrada.