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Escribir por dinero

Por Dolega @blogdedolega

Escribir por dinero

Por Dolega 21 octubre, 2013 Momentos especiales 4 comentarios

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El Sábado recibí un mail (últimamente recibo una cantidad de correos que no es ni normal…) de una gran amiga preguntándome si era cierto que jugaba al póker ó si por el contrario lo que había escrito era un post patrocinado, porque si era lo segundo en su opinión, debería haberlo hecho constar.

Le contesté que ambas cosas eran ciertas. Que jugaba al póker y que por eso me habían pedido que hablara sobre ello de forma remunerada y yo había aceptado. Que no veía la diferencia entre hacerlo constar ó no ya que ello no cambiaba un ápice la calidad, el sentido ni el contenido del post.

Así nos pasamos todo el día, intercambiando correos exponiendo nuestros puntos de vista acerca del tema, ella explicándome la importancia de la transparencia en la información y el derecho de los lectores a conocer qué contenidos son pagados y cuáles no, la profesionalización bloguera y muchos aspectos más y yo sin ver claro la diferencia deontológica entre lo que yo escribo aquí de una forma u otra.

Como ocurre siempre que me encuentro confundida y quiero opiniones imparciales, enseñé los correos en casa. Se los di a leer al Consorte y al Niño que son los lectores más a mano que tengo para poder debatir en persona el tema.

-Pues que quieres que te diga Madre, que yo le doy toda la razón al mail. Tus lectores tenemos derecho a saber cuándo se te está pagando por decir según qué cosas. El no decirlo te convierte en alguien que queda en entredicho. Tu credibilidad se puede venir abajo y como muy bien dice, la frescura de los relatos se ve resentida.

-¡Pues no estoy de acuerdo! Es cierto que juego al póker y al parchís y que me enviaron el mail

-¿¡No me habías dicho que habías dejado el parchís!?

- ¡Si, claro! Es un decir, Consorte. Hace ocho meses que no renuevo la suscripción, te lo prometo.

-A ver, cuando escribo hablo de mí, de mis experiencias de mis paridas ó ¡de lo que se me ocurre!

Mi profesionalidad como “junta letras”, que lo de escritora me queda muy grande, no está reñida con que se me pague ó no.

-¡Que no Madre, que no te empeñes! Eres una bloguera y tienes una responsabilidad para todo el que entra en el blog. La gente que te lee tiene derecho a saber si tus letras, lo que dices, lo que opinas, tienen rendimiento económico ó no porque la gente se puede llamar a engaño y creer que haces cosas que en realidad no haces.

¡Mira, aquí te pone dónde conseguir los sellos de transparencia! Así cuando lees un post, sabes bajo qué condiciones ha sido escrito.

-¡Pero por qué tengo que decir eso! Es que no lo entiendo. Eso es presuponer que lo que escribo si me lo pagan es de menor valía, veracidad y profesionalidad que lo que no.

No entiendo quién ha decidido que lo que se escribe en un blog tiene que ser gratuito por defecto y que cuando no lo es, ¡hay que avisarlo!

-Tú has dado factura, supongo.

-Que sí Consorte, he dado factura.

-A ver Madre, la cosa es muy sencilla. Ser bloguero es algo amateur, algo que haces por gusto, por lo tanto nadie te paga un chavo por hacerlo. Si por el contrario media una retribución por aquello que escribes TIENES que decirlo, porque en ese momento te conviertes en bloguero profesional y tus lectores tiene el derecho a saber que eso que escribes está pagado. Así de sencillo. Además lee: ¡En Estados Unidos ya es ilegal hacer post patrocinados y no advertirlo a tus lectores! Y como venga el Sr. Google, te toque la puerta y te envíe a la página diecinueve millones cuatrocientos sesenta y dos mil de su buscador ¡La has cagado! ¿Lo entiendes ahora? Por no decir la pérdida de credibilidad para el blog. ¿Quién te creerá de ahora en adelante? ¡Nadie!

Tus historias eran frescas, salían de tus elucubraciones gratuitas, pero ahora sabemos que puede que haya ocasiones en que tus paridas no sean ciertas, que están condicionadas por el dinero.

Se han creado muchas dudas razonables acerca de que, en algún momento, yo me haya despojado de mi traje nuevo, lo haya colocado cuidadosamente en el maletero y fumara en calzoncillos a la altura de Colmenar Viejo…

¿Te pagó la señora del parking? ¿Existe realmente mi tarjeta del seguro de defunciones?

-En eso el Niño tiene razón…

-Pero es que no entiendo nada… De qué credibilidad me hablas, de qué frescura. Este blog no pretende tener ninguna credibilidad. ¡Este blog no pretende ser una marca! En esta casa se habla de lo que a mí me sale de la punta de la trenza, como a mí me sale de la punta de la trenza y cuando a mí me sale del mismo sitio. Y si en algún momento, viene alguien y me propone hablar de lo que sea, medie ó no remuneración económica es asunto mío y solo mío.

-Y de Montoro, querida. Así que lo primero las facturas. Que a mí el Sr. Google me la sopla ¡pero Montoro no!

-Aquí no se pretende ni ahora ni nunca ser referente de nada. Esto no tiene temática definida y no está dentro de su espíritu aconsejar, ni enseñar, ni inspirar, ni guiar, ni recomendar nada a nadie. ¡Y mucho menos tener ningún tipo de influencia!

Cuando nació esta web, lo hizo con el propósito de ser un cuaderno de notas de una simple junta letras a la que le gusta poner en blanco y negro lo que pasa por su cabecita sea cierto ó no y que se siente capaz de hablar sobre temáticas variadas de igual manera, se las paguen ó no.

Todos y cada uno de los post de “El blog de Dolega”, tienen la misma calidad, veracidad, frescura e intención. La que ustedes, señores lectores, le quieran dar, así que como no deseo que nadie se sienta engañado en sus expectativas aquí.

Queda reflejado en el logo, la nueva política al respecto.

Uffff ¡Y yo que creía que mi mayor problema esta semana iba a ser el post de Francisco Pizarro!

-¡No veo cual es el problema! Le mandas un mail al Sr. Pizarro y le dices que tienes que ponerle el sello ese de transparencia a su post.

-A mí no me mires…Eras tú la que se encargaba de las cosas del colegio y siempre te dije que este chico andaba muy suelto.


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