Antes de encontrarlo en algún festival de cine de Derechos Humanos o de la comunidad LGBT, los lectores de Espectadores pueden ver aquí Lucero, cortometraje de Luis Urquiza cuya primera proyección tuvo lugar el viernes antepasado, como corolario del concurso del INCAA Un barrio de película. Son al menos tres los motivos principales por los que vale la pena asomarse al nuevo trabajo del realizador de ¿Dónde está el Maestro?, El último tren y de la serie Fútbol de viejas (algunos de sus capítulos hicieron las veces de separador en la transmisión de Fútbol para todos). Primero, la capacidad de síntesis, la sensibilidad y el toquecito de humor con los que el director relata -en poco más de seis minutos- las dificultades que una persona trans debe enfrentar/sortear para ejercer y hacer respetar su derecho a la identidad de género. Segundo, la actuación de Celeste Cristal que encarna a la protagonista cuyo nombre es título del film. Tercero, la articulación entre la fotografía de Guillermo Guevara y la música original de Gastón Picazo.
Del guión que Urquiza escribió con Felipe Fernández Koeraus nació este corto redondito que más de uno querrá ver convertido en largometraje. Por si esto no sucede, vale conformarse con la ajustada recreación del derrotero de maltratos que la protagonista recuerda mientras viaja en colectivo, rumbo a un destino imposible en otros tiempos.
En este sentido, Lucero hace gala de una indiscutible fuerza testimonial que evoca la historia reciente de las conquistas adquiridas en la Argentina a favor de la diversidad y la igualdad. Será por eso, que al término de la película, algunos espectadores nos sorprendemos entonando la letra de ‘La canción de la nueva escuela’ de Silvio Rodríguez.
“Ésta es la nueva escuela,
ésta es la nueva casa,
casa y escuela nueva
como cuna de nueva raza.

La actriz protagónica Celeste Cristal, en escena. Detrás de cámara, el director Luis Urquiza.
Éstos son sus jardines,
éstos, sus semilleros
hechos con adoquines
de vergüenza, piedra y lucero.