Una vez más, en una casona vieja, en un lindo barrio de Buenos Aires, encontramos otro mini lugarcito para comer algo rico, sin demasiado protocolo ni pretensiones.
Flor de un día es la planta baja de una hermosa casa reciclada, por el Botánico, con un mini patio, pocas mesas, alacenas, estanterías, macetas y hasta heladeras antiguas que forman parte de su decoración, como también la típica vajilla de la abuela, esas con florcitas naranjas que alguna vez todos nos cruzamos...
La cocina muy sencilla, pero sólo con ingredientes de temporada. Ricos jugos, buena panadería...
Otro descubrimiento para tener a mano si se anda con hambre por la zona, y la idea es pasar un buen rato comiendo rico.