Revista Cocina

Grupo Oter, un icono de la gastronomía madrileña

Por Baco Y Boca @BacoyBoca

La audacia, la visión y el esfuerzo de su fundador, Gerardo Oter, son los ingredientes detrás de la receta del éxito de este mítico grupo de restauración.

En la escena gastronómica madrileña el nombre de Gerardo Oter está ligado a la calidad, a la tradición y al buen servicio. Su emporio hostelero está compuesto por 25 establecimientos que se han convertido en todo un emblema del buen comer. Entre los que más resuenan El Gran Barril de Goya, El Telégrafo, Nuevo Gerardo o Teitu, pero hay muchos más y juntos dan forma a uno de los grupos de restauración con más pedigrí y tradición de la capital.

No en vano, sus comedores se precian de haber sentado a la mesa a lo más destacado de la vida empresarial, política, cultural o deportiva de este país (y de parte del extranjero) y de hacerlo con la discreción y el buen hacer de unos profesionales curtidos en años de servicio. Y eso, después de medio siglo de historia, no hay muchos hosteleros que lo puedan decir.

Grupo Oter, un icono de la gastronomía madrileña
Gerardo Oter, fundador del Grupo Oter

Más empresario que hostelero

A pesar de sus casi 80 años, Gerardo Oter supervisa a diario cada uno de los restaurantes que regenta con la minuciosidad y el entusiasmo de quien empieza, pero con la experiencia y la pasión de quien ha consagrado a este negocio las tres cuartas partes de su vida.

Inquieto, perspicaz, tenaz. Cada día examina rigurosamente la facturación, supervisa el producto, revisa el servicio de sala y realiza los necesarios ajustes para que todo funcione a la perfección.

Su vida son sus restaurantes, hasta el punto de que en ellos se desdibuja la fina línea que divide la vida personal con la laboral. De hecho, sus cuatro vástagos se encargan de cuidar y hacer crecer el legado familiar bajo la supervisión del patriarca, que come fuera de casa los 365 días del año, siempre en sus restaurantes y, como si se trataran de sus hijos, dedica más atención a aquel que más lo necesita.

Gerardo Oter presume más de ser empresario que hostelero. Las cifras, casi cincuenta años después de sus comienzos, le dan la razón: 25 restaurantes, 1 discoteca, 600 empleados y una facturación que, presumimos, debe ser abultada teniendo en cuenta que el ticket medio supera los 50 euros por comensal.  

Grupo Oter, un icono de la gastronomía madrileña
Salón principal de El Gran Barril de la Castellana

Tradición y calidad

Oter siempre ha defendido una filosofía basada en la calidad de los productos, el respeto por las recetas tradicionales y una esmerada atención al cliente.  

El Grupo cuenta con una amplia y variada oferta gastronómica que incluye restaurantes especializados en diferentes tipos de cocina. Desde marisquerías como El Barril (Goya, Castellana, La Moraleja, o El Telégrafo, a la cocina asturiana de La Leñera, las carnes a la brasa de Asador Gerardo, los pescados de Pez Fuego, las frituras de La Taberna del Puerto o la cocina de mercado de la Taberna Moderna.  

Cada uno con su estilo, con su cocina y con su público, pero todos con un mismo denominador común: la mejor materia prima.

Grupo Oter, un icono de la gastronomía madrileña
Interior del restaurante El Telégrafo,

El Telégrafo, un puerto de mar en tierra

Una calidad que hemos comprobado no una sino varias veces, la última en El Telégrafo, uno de los buques insignia del Grupo, que el año que viene cumplirá 20 años.  

Situado en una de las principales arterias financieras de la capital, en la calle Padre Damián, su interior transporta al comensal a un lujoso barco de vapor. Una escenografía que da muchas pistas del plato fuerte de la carta: el marisco, un producto (excepcional) que comparte con otros muchos de sus hermanos.

Grupo Oter, un icono de la gastronomía madrileña
Arroz con langosta del Cantábrico

Nécoras gallegas, langostinos de Sanlúcar, bogavante azul y langosta del Cantábrico, carabineros de Huelva, cigalas de Marín, gamba roja de Denia y pescados como el lenguado, la merluza o el besugo, seleccionados y traídos directamente desde las lonjas de Guetaria, Cudillero, Isla Cristina, Jávea, Denia, Palamós o Burela.

La temporalidad del producto es una de las banderas del Grupo y para practicar con el ejemplo organizan diferentes jornadas gastronómicas que veneran a los mejores manjares de nuestras costas.

Un menú que celebra a la cigala

Hasta el próximo 21 de julio se puede disfrutar en El Telégrafo y en otros restaurantes del Grupo Oter de la Jornada de la Cigala del Mediterráneo. Dos mil kilos de este apreciado crustáceo protagonista de un menú diseñado para resaltar su exquisito sabor y textura.

Grupo Oter, un icono de la gastronomía madrileña
Hasta el 21 de julio se puede disfrutar de la Jornada de la Cigala del Mediterráneo

Quien hasta aquí se acerque podrá comer un arroz meloso con cigalas, ensaladilla rusa con cigala escabechada, gazpacho con timbal de tomate cassé y, por supuesto, saborearlas al natural, cocidas o a la plancha.

La experiencia gastronómica no estaría completa sin el maridaje y es que el vino es otro de los elementos fundamentales de la experiencia en El Telégrafo. Tanto es así que el restaurante comparte espacio con la Vinoteca, la tienda especializada en vino y productos gourmets de Grupo Oter.

De esta forma, de la mano de Gabriel Hernández, sumiller de El Telégrafo, y de Gema Gordon, sumiller de la Vinoteca, los comensales del restaurante pueden elegir entre una variedad de más de 1.000 etiquetas de grandes bodegas de diferentes regiones y continentes.

Grupo Oter, un icono de la gastronomía madrileña
La Vinoteca alberga más de 1.000 etiquetas

Para la ocasión, recomiendan Can Matons, un vino blanco de la Denominación de Origen Alella, fermentado en acero inoxidable sin contacto con la madera lo que permite resaltar los matices florales y frutales propios de la variedad de uva pansa blanca.

Para aquellos que buscan degustar un marisco de primera calidad, las jornadas de la cigala es una perfecta ocasión, pero no la única. Atento porque le seguirán (no con este orden) la jornada del bogavante azul, la de la gamba roja del Mediterráneo, la de la almeja de la Ría de Arosa, la del centollo de O Grove, la de la langosta del Cantábrico, la del carabinero o la de la angula.

Toda una oda a lo mejor de nuestras costas.


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