Puedo oler el otoño danzando con la brisa. El dulce escalofrío de la calabaza y las crujientes hojas quemadas por el Sol. (Ann Drake)
Más allá de la Costa, la Málaga interior depara sorpresas para aquellos que piensan que Málaga es sólo Sol y playa. Sierras, montañas y grandes bosques abrazan y bordean todo el litoral de ése Mar Mediterráneo que baña toda la provincia de Este a Oeste; lugares donde la rica biodiversidad de la provincia la alza como una de las zonas privilegiadas de España, ya que sus montañas, sus serranías, sus lomas están decoradas con grandes masas arbóreas, donde crecen milenarios pinsapos, centenarios alcornocales, quejigos, pinos resineros, encinas y castaños.Es en Otoño, en ésta época del año, cuando el azul del cielo cambia su tonalidad por el gris de las nubes encapotadas que dejan caer sus primeras lluvias. Es en éstos meses, en los que algunos días el calor también aprieta, en los que el rey astro intenta seguir brillando, atravesando sus rayos la frondosidad de los grandes bosques cuando es el momento de pasear por tan hermosos y maravillosos paisajes malagueños.
Sí, cierro los ojos y oigo con nitidez el golpeteo de la lluvia contra el suelo de mi calle, suenan las gotas con fuerza en mi porche y al abrir la ventana me llegan los aromas a tierra mojada y miro al cielo, contemplo las nubes, oscuras que dejan caer en un momento un gran aguacero. Cierro rápido la ventana y en los cristales el agua, sesgada por el viento, va dibujando caprichosos garabatos que me fascinan.
El frio otoñal se mete en mi piel y sin darme cuenta me dejo llevar por mis recuerdos que me trasladan hasta el Bosque de Juanar. Un lugar mágico para mi.
En sus caminos, las hojas caen sobre las hojas, dejando sobre la tierra una ocre y tupida alfombra. Los frondosos árboles se tiñen de todos los colores, como si de la paleta de un pintor se tratara: verdes, rojizos, amarillos, pero sobre todo cobres y marrones.
El crujir de las hojas secas rompen el silencio y la paz en ése lugar donde sólo se escucha el silbar del viento, el chasquido de las hojas al sacudirse entre sí, el murmullo de algún arroyuelo o el cantar de los pájaros.
Recuerdo las risas y el correteo de mis niños por aquellos caminos, corretean a mi alrededor, van y vienen recogiendo piñas, castañas e inclusos setas, haciendo ganas para el almuerzo, para el "pucherete" y las carnes a la brasa que nos espera al volver del largo camino.
Es allí, aquel paraje que me cautivó hace ya más de cuarenta años, donde siempre que llueve sueño con ir. Pasear por sus caminos, sentir la lluvia caer, dejarme abrazar por el abrigo de sus árboles, volver a vivir ésa sensación de embriaguez que me abruma al contemplar tanta, tanta belleza.
El Otoño nos proporciona a los malagueños una estampa sin igual, maravillosa; ésa imagen del otoño malagueño por excelencia, bosques llenos de colorido y belleza.
Y con las tan ansiadas y necesarias lluvias, buena parte de ésos bosques de Málaga se llenan de productos otoñales que tanto me gustan: castañas, madroños, bellotas y con ésa sabia fórmula de humedad y rayos de Sol, también nos llegan los espárragos trigueros y las setas, auténticas joyas gastronómicas con sabores y texturas inimitables.
Símbolos inequívocos del Otoño, Málaga es un lugar idóneo para encontrar una amplia gama de setas comestibles, en éstas fechas es relativamente fácil ver a la venta setas en los puestos de nuestros mercados, Y en éstas fechas, en la que los días se acortan y la brisa fría nos hacen pensar en el calor del hogar, añoramos los olores, sabores y aromas que nos invitan al recuerdo; es cuando nuestras cocinas se regocijan con los productos de temporada, entre ellos y en mi caso, las setas de los bosques de Málaga.
Con ellos, con las setas variadas que suelo comprar en el céntrico y maravilloso Mercado de Atarazanas, con níscalos, boletos, amanitas, angulas de monte, setas de cardo, trompeta de la muerte...que pintan de otoño los mostradores y "Mi Cocina".
Con un maravilloso surtido variado, con batata, tan propia de ésta época, la llamada “Papa Rosa de Málaga”, que no sólo se usa para postres, he preparado ésta receta: GUISO DE BATATA CON SETAS.
¿CÓMO LO HICE?INGREDIENTES PARA DOS PERSONAS:
Una batata pequeña, un surtido de setas (níscalos, boletos, amanitas, angulas de monte, setas de cardo, trompeta de la muerte), un trozo mediano de cebolla blanca dulce, dos dientes de ajo, una cucharada sopera de pulpa de pimiento choricero, un tomate maduro rallado, una cucharada pequeña de pimentón dulce, azafrán molido, un litro de agua, sal, aceite de oliva virgen extra.
LOS PASOS A SEGUIR:
Limpiar las setas con un cepillo de cocina a fin de retirar las posibles impurezas que puedan traer adheridas. Trocear las más grandes y reservar.
Pelar la batata y cortarlas en trozos como para un bocado.Pelar la cebolla y los ajos cortándolos posteriormente en trocitos pequeños.
En una cacerola echar un chorreón de aceite de oliva virgen extra, poner a fuego medio e incorporar los trozos de cebolla y ajos e ir pochando, removiendo de vez en cuando, dorándolos con cuidado de que no se lleguen a quemar.
Añadir el tomate y el pimiento choricero e ir pochando durante unos dos o tres minutos, echar las batatas, el pimiento molido y el azafrán.

Añadir el agua, salar al gusto y llevar a ebullición hasta que las batatas estén tiernas.
En éste momento incorporar las setas, primero las más duras y grandes, pasado un minuto las más pequeñas y delicadas, dejar cocer unos minutos, rectificar de sal si fuese necesario y apartar del fuego,
dejar reposar unos minutos. Servir caliente.
¡ Buen provecho !
