Revista Insólito

La Cabeza

Publicado el 02 enero 2018 por Monpalentina @FFroi

( III.1) SIMBOLOGÍA TERAMÓRFICA

Superada la Parte General del Símbolo, la de Simbología Arquitectónica (I), y la Cristológica (II), comenzamos con la Simbología Teramórfica (III). El primer capítulo va dedicado a LA CABEZA. Un tema excesivamente largo pero que fraccionarlo atentaría contra el contenido íntegro y comprensión del símbolo tal y como el autor lo tiene estructurado. Un tema que viene interesando a mucha gente y siempre queda bastante incompleto en su comprensión.

La Cabeza
Por lo general, simboliza el espíritu manifestado (el cuerpo sería la materia), el ardor del principio activo, la unidad, el microcosmos, la autoridad de regir, la parte más noble del hombre.
(Iglesia de Santa María de Bareyo, Cantabria).
Cuando se representan dos hombres unicéfalos, estarían sugiriendo un camino de superación hacia la Unidad conforme al que el hombre se separa más de las contingencias terrenales (Monasterio de San Juan de las Abadesas, Gerona).
Dos cabezas
Jano, dios romano de las entradas y umbrales de todo tipo, era representado con dos rostros vueltos en direcciones opuestas. Es el símbolo de las decisiones en los cruces de las decisiones del hombre en su peregrinaje vital; del anochecer y del alba, transición de meses y años. Puerta del inicio. Alegoría del ser humano entre el Bien y el Mal: entre 2 vientos - maligno viento del Norte, residencia del Demonio, proveedor de tentaciones, oscuridad y soberbia, viento del vicio; benéfico viento del Sur, morada del Espíritu Santo, viento relacionado con lo Divino, luz y fe- . Actitud racional e irracional hacia el Bien y el Mal:
luz y oscuridad; salvación y pecado; deber y placer...
Solución del conflicto planteado por el misticismo cristiano expresado en «el dualismo mitigado y el panteísmo encubierto:
Hay un dualismo que está presente en el cristianismo y que también recogen algunos
místicos como S. Simeón, al señalar que el ser humano en un ser dual: "creado doble por Dios, por un lado el cuerpo, por otro lado el alma". También S. Simeón recoge un dualismo, al menos simbólico, cuando se acepta la existencia de dos seres opuestos –Dios y el diablo– que rigen mundos distintos: el invisible y eterno, por un lado, y el invisible y perecedero, por otro. Para otros místicos, la divinidad tendría una doble faz, en la que se dan la posibilidad tanto para la bondad y el amor, como para la furia y cólera. Dios no sólo representa el ser de todo lo que es sino también la posibilidad de todo lo que puede llegar a ser, de todos los mundos posibles.
Tres cabezas
Tres edades ( nacimiento, cenit, ocaso ) o tiempos (pasado, presente, futuro). Eternidad.
La Cabeza
Con un hombre en horizontal dentro de una mandorla sostenida por ángeles ingrávidos, simboliza la Creación. El dedo introducido en el oído del hombre, alude a la apertura del hombre a la Palabra, al Verbo y a las vibraciones que, recibidas de la serpiente a través de Eva, llevarán a Adán a cometer el primer pecado (Colegiata de Santa María, Alquézar, Huesca).
En el tránsito del siglo XII al XIII aparecen en algunos canecillos de templos cristianos, especialmente en el ámbito francés, los llamados Vultus Trifrons, cabezas de triple rostro, que fueron consideradas hace algunas décadas formas puramente decorativas carentes de significado religioso, pero que tal vez deberían ser consideradas las primeras manifestaciones de las Trinidades trifaciales.
En relación con el Vultus Trifrons, de lejano origen índico y bárbaro, se crea en el románico la discutida, y prohibida luego en 1628, Trinidad tricéfala, o trifacial, o sea una cabeza con tres rostros o tres cabezas que surgen de un tronco común. Aunque en el sentido estricto de la palabra, la Trinidad tricéfala hace referencia a aquélla que presenta tres cabezas y la trifacial a la que posee tres rostros adyacentes, ambos términos pueden considerarse sinónimos y utilizarse indistintamente para referirse a esta tipología iconográfica.
"El Señor se apareció a Abraham junto al encinar de Mamré, mientras él estaba sentado a la entrada de su carpa, a la hora de más calor.  Alzando los ojos, divisó a tres hombres que estaban parados cerca de él ( La Visión de Mambré (Mamré), Génesis 18:1-22)"

  • Imágen policéfala del Demonio:
La multicefalia se empleó en el mundo cristiano para crear dos imágenes diametralmente opuestas, la de la Trinidad y la del Diablo. Esto ha generado un debate entre los investigadores, pues no conciben como dos ideas opuestas pudieron expresarse del mismo modo. Además las imágenes multicéfalas del Diablo parecen ser anteriores a las de la Trinidad, lo que ha hecho pensar en la posibilidad de que la iconografía de la Trinidad estuviese inspirada en la del Diablo, la Trinidad infernal representando algunos de los pecados capitales en la asociación con un demonio correspondiente:
Lujuria (Asmodeo); Gula (Belcebú); Avaricia (Mammon); Pereza (Belfegor); Ira (Amon); Envidia (Leviatán); Soberbia (Lucifer).
  • Triple Deidad 
Como la alusión sincrética a la Antigüedad clásica, por haberse representado entonces seres policéfalos como Hécate; Cerberos o el Jano Triforme (representación de los tres tiempos o el paso del tiempo ( el pasado, el presente, el futuro).
  • MisterioTrinitario:
Primera Carta de San Juan 5:7-8: "porque tres son los que dan testimonio en el cielo, el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo: y estos tres son uno. Y tres son los que dan testimonio en la tierra, el Espíritu, y el agua, y la sangre: y estos tres concuerdan en uno."  "Son tres los que dan testimonio: el Espíritu, el agua y la sangre; y los tres están de acuerdo".
Existe un arte trinitario casi desde el comienzo del cristianismo, arte sin lugar a dudas tremendamente complejo dadas las características del misterio trinitario. Porque, ¿Cómo poder representar a un tiempo y con la misma fuerza la unidad y la pluralidad? Si se quiere subrayar la unidad de las Tres Personas, se puede caer en un menoscabo de su pluralidad y si intentando hacer hincapié en su pluralidad se puede dejar de lado su unicidad. En definitiva ¿cómo poder pintar a un “Deus trinus et Unus”? de quien el mismo Dante afirmaba que “loco era aquel que espera que nuestra razón pueda recorrer el camino infinito que tiene una sustancia en tres personas”. Pese a estos problemas, los artistas intentarán plasmar el misterio y lo harán conforme a dos grandes modelos. Por un lado el modelo geométrico o abstracto (a base de símbolos), por otro el modelo antropomorfo (representando a personas).
Las representaciones de la trinidad son antiquísimas. El signo más antiguo que se remite a ella es el del triangulo equilátero, al que se le añadió el símbolo de los tres círculos concéntricos y el de los tres leones o águilas con una sola cabeza, así como el de las tres liebres metidas dentro de un círculo con solo tres orejas en total. También el trébol de tres hojas y la omega minúscula que hacen referencia al ritmo triple de la trinidad. Del mismo modo, en las cabeceras de las iglesias románicas, el hecho de que las naves, los ábsides y sus ventanas fueran comúnmente tres, se entendía como representación simbólica de la trinidad.
Junto a los símbolos abstractos, hay una serie de representaciones de la trinidad extraordinariamente notables pues en contra de la tendencia de la teología occidental, subrayan, no la unidad, sino el carácter ternario de la Trinidad, su esencia de comunidad. Cada representación saca a la luz determinados aspectos del misterio trinitario:
  • I. Los idénticos: la representación de tres figuras iguales con forma humana: "In Tribus his Dominum Personis Credimus" (La Unidad de Dios pasa a segundo plano frente a la Triada, pero el marco ornamental junta a los tres en unidad, y la misma igualdad de las figuras expresa su unidad.)
  • II. Los Huéspedes Divinos (Philoxenia): Gen.18 ss. En la cual se habla primero de tres hombres que visitan a Abraham, pero luego se pasa a hablar de uno solo (pese al plural, es “El Señor”) - se trata de la representación de la vida de la Trinidad como un acontecimiento de las relaciones reciprocas de tres personas diferentes y en medio de la vida interpersonal de la Trinidad está la entrega del hijo de Dios, la mesa en la cual se agrupan los “tres huéspedes” es un altar sacrificial.
  • III. La Sede de Gracia: aquí no se pretende subrayar la autonomía de las personas divinas si no su actuación en la obra salvífica - no solo hay unidad, Trinidad y vida comunicante, sino acción en favor de la Creación, domina la figura del Padre...
  • IV. La Trinidad Operante: El Padre crea, el Hijo redime y el Espíritu Santo santifica, como paloma, en medio de rayos de gloria.
  • V. El Cancerbero católico: la Trinidad Tricéfala. Si bien antes, las personas trinitarias eran figuras separadas y ligeramente distintas, y por muy unidos y semejantes que se pintasen, primaba más la diversidad que la unidad en los mismos. Por este motivo se crea esta figura, que representa a las Tres Personas con un mismo cuerpo dotado de tres cabezas, de tal forma que el tronco significase la unidad y las cabezas la diversidad de Dios. Este tipo de representación conserva las variantes de una única cabeza dotada de tres rostros...
Sobre el origen del modelo, existen dos hipótesis aún no demasiado asentadas, una es la de relacionarlo con las representaciones de Jano en la antigüedad clásica, en donde se le pintaba con dos rostros (uno que mira al pasado y otro al futuro) o tres (añadiendo el tiempo del presente). Otra es relacionarlo con algunas tradiciones célticas prerromanas y a sus representaciones tricéfalas de algunas de sus divinidades. No en vano este modelo nace en Francia y de ahí se expande a toda Europa. Este tipo nunca llegó a encajar perfectamente ni en la teología ni en la piedad popular, empezando a ser denunciado por teólogos como el carmelita Gerson o el dominico San Antonino de Florencia durante la Edad Media, hasta que en el Concilio de Trento fue condenado, entre otras razones para quitar motivo de escarnio a los protestantes quienes lo denominaban “el cancerbero católico” a tenor de su parecido con el perro guardián de las puertas del infierno, al que a veces se le dotaba en al antigüedad de dos rostros.
Finalmente en 1628 el Papa Urbano VIII (1623-1644) prohíbe formalmente el tema calificándolo de herético. Esta representación planteaba solo una fuerza "pedagógica" que dio muy pocos resultados. No contenía en ella ningún elemento que registrara la vida unitaria o comunitaria de la Trinidad, ni su actuación en el mundo.
  • Posible iconografía herética de influencia cátara 
Por la presencia de los maestros tolosanos y roselloneses, así como por la proximidad geográfica a
l´Alt Urgell y el Pallars Sobirá, donde pasaban las rutas del exilio cátaro y se encontraban sus asentamientos, o justo la respuesta a la interpretación cátara del concepto de la Santísima Trinidad:
En un comienzo próximo del monoteísmo, algunos heréticos creen en un solo dios; pero paulatinamente el dualismo va imponiéndose y dos principios rivales y absolutos coexisten, el dios del mal y el dios del bien, igualmente creadores y eternos... rechazando el dogma de la Trinidad, en el que el Padre es de una esencia superior al Hijo y al Espíritu Santo; por el contrario, creen en la existencia de dos reinos, el del mal y el del bien.
  • Posible herejía del Triteísmo (herejía triteísta):
Sin los postulados del XI Concilio de Toledo, jamás hubiese existido el Dogma de la Trinidad. Un dogma que se acompaña, entre otros, con los postulados de IV Concilio de Letrán tal y como recoge el mismo Catecismo de la Iglesia Católica:
Sola naturaleza o substancia" (Concilio de Toledo XI, año 675).
Al contemplar iconografías románicas se puede tener la tendencia de recordar la llamada herejía triteísta. Al hablar aquí de triteísmo no nos referimos ni a los distintos politeísmos en los que es posible la pluralidad de dioses, ni tampoco a las tríadas divinas que se dan en numerosas religiones donde las divinidades aparecen representadas con tres cuerpos, tres cabezas o tres rostros simultáneos y distintos. Más bien la expresión triteísmo se usa aquí para designar un riesgo latente en la teología trinitaria; es sobre todo una etiqueta aplicada a determinadas interpretaciones que en la historia del pensamiento cristiano han acentuado en exceso la diversidad hipostática entre las personas trinitarias o " no han sido capaces de hacerla compatible con la afirmación de su unidad esencial”. (Santiago del Cura Elena, Triteísmo).
La Cabeza
Sección para "Curiosón" del grupo "Salud y Románico".



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