MITOS ALIMENTARIOS VII: los aditivos alimentarios son cancerígenos

Volvemos una vez más para continuar analizando las creencias alimentarias más sonadas. Hoy toca hablar de un tema que en los últimos tiempos está suscitando muchas dudas y temores: los aditivos. ¿Son realmente tan perjudiciales para la salud? ¿Pueden provocar cáncer? Vamos a debatir el tema.
Nos encontramos en un momento de esplendor alimentaria, jamás tuvimos al abasto tanta oferta alimentaria y nunca gozamos de tanta seguridad. Uno de los avances que ha permitido este bienestar alimentario (en el mundo desarrollado, claro está) son los aditivos.  Los aditivos son sustancias (no necesariamente químicas o sintéticas) usadas intencionadamente en los alimentos para mejorar su procesado, su valor nutritivo, su seguridad, etc. Es decir, no tienen otra razón de ser que la de mejorar la condición de los alimentos para el total beneficio de la sociedad. Quiero que quede claro que sin los aditivos, la cadena alimenticia no sería tan segura como lo es en la actualidad.Teniendo en cuenta los tremendos beneficios de los aditivos, no entiendo, de modo alguno, la paranoia actual por evitar a toda costa su uso y consumo. Las letras E de las etiquetas se han convertido en verdaderos venenos para la población, cuando su razón de ser es totalmente la contraria: velar por la seguridad y salud de los consumidores.

Hay una cosa que debe quedar bien clara: si un aditivo puede ser usado en un alimento es única y exclusivamente porqué ha superado incontables pruebas, normativas, reglamentos, análisis y un largo etcétera. Francamente no creo que os podáis hacer a la idea de la cantidad de años de trámites a los que debe hacer frente un aditivo para ser finalmente autorizado para su uso. Es realmente inimaginable. Debe de quedar tan absolutamente seguro que la sustancia es inocua para los seres humanos, que los investigadores que pretenden patentar un nuevo aditivo han de salvar un durísimo camino para que la exigente regulación de la Unión Europea no tumbe su hallazgo. En ningún caso, las instituciones permitirían que una sustancia nociva para los humanos se encontrará en productos de primera necesidad como son los alimentos. Es ridículo pensar que los aditivos producen cáncer u otras enfermedades. ¿Qué sentido tiene que la industria alimentaria nos quiera matar, qué ganan con ello? Es realmente una conspiración del pánico sin fundamento.
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