Revista Cocina

Monasterio de la Oliva, la garnacha más artesanal.

Por Baco Y Boca @BacoyBoca

La Abadía cirtenciense es considerada bodega Decana de Navarra.

En Carcastillo de Navarra encontramos el Monasterio de la Oliva fundado en 1150 por monjes franceses. Durante toda su historia, el monasterio ha sufrido momentos de luces y sombras a ritmo de los acontecimientos que cada época ha ido desencadenando pero siempre, en sus casi 900 años de historia la viña ha formado parte de sus vidas.

Para el monasterio los siglos XII y XIII fueron abundantes en cuanto a donaciones y herencias, mientras que el siglo XIX resultó algo más precario a consecuencia de la desamortización de Mendizábal. Aún así, el patrimonio cultural del Monasterio de la Oliva es grande gracias al esfuerzo del sacerdote D. Onofre Larrumbe que recuperó y conservó gran parte del monumento. Desde 1948 es considerada una Abadía y hoy el Padre Isaac Totorica Izaguirre es quien lidera las actividades diarias del monasterio.

Monasterio de la Oliva

El Monasterio de la Oliva tiene mucho que enseñar y ofrecer. Como edificio y con el padre Daniel (Prior del monasterio) como guía, observamos las señales que el paso del tiempo ha ido dejando en sus muros, sus capiteles, su pantocrátor o sus orificios en la bóveda al mismo tiempo que aprendemos cómo es la vida monástica, su rutina y su liturgia.

Centrándonos en su faceta vinícola, el monasterio conserva el legado que su origen borgoñón presupone, teniendo una relación con el vino y su elaboración muy estrecha. En sus casi 900 años de historia, las viñas han tenido un peso importante en la actividad monacal. Los vinos del Monasterio de la Oliva se han ganado un prestigio en la zona que hoy quieren conservar volviendo a elaborar ellos mismos el vino mediante un proceso artesanal que ahora retoman.

Fieles a su voto de estabilidad (el monje es de un lugar) y extendiéndolo al mundo vinícola, trabajan lo que la tierra, y en este caso la viña, les provee: la garnacha.

Monasterio de la Oliva

Del total de las 25 hectáreas que poseen, 5 están destinadas a esta variedad. El resto -tempranillo, merlot y cabernet- plantadas hace unos 30 años, cuando se pensaba que las variedades foráneas mejoraba la producción, son vendidas a otras bodegas.

De esta forma y desde 2011 el Monasterio de la Oliva se centró en elaborar vinos monovarietales de garnacha artesanalmente. Para ello cuentan con los conocimientos de su enólogo Josu Amatria Senar y el apoyo técnico de Grupo Artadi. La primera añada que vio la luz en esta nueva etapa fue la de 2015, que enseguida demostró el buen hacer de la Abadía y la calidad de sus vinos.

Los viñedos de garnacha del monasterio tienen entre 50 y 60 años y dan una producción aproximada de 15.000 botellas que se reparten en diferentes vinos de su gama. Actualmente, ninguno de ellos lleva la etiqueta de joven, crianza o reserva, aunque todos ellos suelen pasar dos años en sus dependencias. Primero, fermentando en tanques de acero y después reposando en barricas de roble francés de un solo uso. Si bien ellos no quieren encasillarlos, podríamos decir que son crianzas.

Santa María, Santa Magdalena y Santa Teresa son los tres vinos premium de esta bodega, aunque no podemos despreciar ni su vino de refrectorio ni su vino dulce de misa. Todos ellos son DO Navarra y tienen certificación ecológica.

Vinos elegantes y redondos que tomados en El Monasterio de la Oliva consiguen por un momento alcanzar eso que llaman “Pax”.

La mejor forma de hacerlo sin duda, es pasar unos días en su hospedería en la que el silencio y la reflexión están asegurados. Eso sí es un buen descanso.


Volver a la Portada de Logo Paperblog