Revista Cocina
Me permito recomendaros el jengibre fresco (si aún no habeis probado) aporta un aroma y un sabor fantásticos, sobre todo al pollo, aunque también se utiliza con algunos pescados. El olor de este rizoma fresco no se parece en nada a cuando ya está cocinado. Es conveniente probar las cantidades hasta conseguir el punto que se deseea.
Atreveros a probar este plato con matiz oriental. Si no lo encontrais fresco, podeis utilizarlo seco y molido. Lo venden en cualquier supermercado.
Ingredientes:
- 4 muslos de pollo
- 1 cebolla grande
- 3 dientes de ajo
- 1 puerro
- 2 zanahorias
- Champiñones
- Perejil
- Jengibre fresco
- Vino de Jerez
- Zumo de medio limón
- Sal y pimienta
- Aceite de oliva
Elaboración:
Troceamos el pollo, salpimentamos, añadimos un poco de jengibre rallado, un diente de ajo muy picado y el zumo de limón. Dejamos macerar media hora. Pasado el tiempo, lo freímos en una cazuela con aceite de oliva hasta que estén bien dorados. Los reservamos.
En ese mismo aceite pochamos la cebolla troceada y el resto del ajos, el puerro y las zanahorias a rodajas. Mientras se hace la salsa, limpiamos y troceamos los champiñones a cuartos. En una sartén los rehogamos en un poco de aceite de oliva y un diente de ajo picado. Añadimos sal y pimienta y dejamos que se queden sin líquido.
Cuando las verduras estén casi tiernas, añadimos el pollo, un poco más de jengibre rallado y el vino (medio vaso). Salamos con moderación y cubrimos escasamente con agua para que el caldo no quede muy líquido.
Cuando el pollo esté tierno, añadimos los champiñones. Servimos con patatas fritas y una ensalada.