Revista Cocina

Por qué tu paleodieta no funciona

Por Robertosancheze

Reconozcámoslo. A nadie le gusta mostrar sus fracasos. A la gente sólo nos gusta hablar de nuestros éxitos. El mundo de las dietas es un claro ejemplo. Por cada mil testimonios que avalan la efectividad de una dieta sólo encontraremos un par de intentos fallidos. Puro marketing.

Pues no siempre es oro todo lo que reluce. De vez en cuando alguien me escribe o charla un rato conmigo preocupado porque su paleodieta no acaba de funcionar. ¿Qué está pasando? La verdad, es difícil dar en el clavo; cada persona es un mundo. Sea como sea, creo que puede estar pasando algo de esto:

1. Tu paleodieta no tiene nada que ver con la paleodieta

Hay tantas versiones que corren por ahí, sobre todo en los típicos articulillos que simplemente la sobrevuelan y que no tienen otro fin que desacreditarla, que es posible que estés algo confundido. Y no sólo por esos mini-resúmenes… Incluso el ilustre Loren Cordain –sí, es un hombre– dice unas cuantas chorradas acerca de las grasas saturadas y la carne magra en sus libros La Dieta Paleolítica y Paleodieta Para Deportistas.

Gracias a toda esta confusión, sumado a creencias antiguas que todavía revolotean por tu cabeza, probablemente estarás comiendo poco, minimizando el consumo de grasas, ingiriendo demasiada fruta, haciendo cinco o más comidas al día, etc. Es decir, errores típicos y comprensibles de paleonovatos –yo también pasé por eso.

Infórmate más y mejor, si quieres empezando por la mejor síntesis que encontrarás acerca del tema, el libro Viviendo Paleo de DietaPaleo.org, y siguiendo por otros estupendísimos blogs como EvaMuerdeLaManzana, FitnessRevolucionario, MeGustaEstarBien, SpartanGourmet, NutriEntrena, EstoNoEsComida, etc. Me dejo unos cuantos, pero es que la comunidad no deja de crecer y no caben todos. Navegando por todos ellos irás descubriendo el resto.

2. La paleodieta no existe

Una vez te has infoxicado con todo lo que este grupo de frikis decimos sobre la paleodieta –yo el primero– te darás cuenta de una cosa: la paleodieta no existe.

Como decía, cada persona es un mundo. Y una dieta que no es dieta, sino más bien un estilo de vida, puede tener tantos enfoques como practicantes.

¿Te han engañado? Claro que no. ¿Ahora qué haces? Tranquilo. De hecho, que nadie se acabe de poner exactamente de acuerdo es algo muy bueno…

Por un lado porque, en realidad, aunque siempre solemos centrarnos en “lo malo” –las diferencias–, sí que hay muchos puntos en común. Detéctalos y tómalos como base.

Y por otro lado porque ese desacuerdo te obliga a dar los pasos definitivos para crecer, desarrollarte de verdad y encontrar tu dieta ideal: abrir tu mente, experimentar contigo mismo y diseñar tu paleodieta.

En serio. Ni tan sólo el profesional con más títulos, conocimientos y reconocimientos del mundo… Nadie va a poder decirte exactamente qué y cómo comer para sentirte bien y mantenerte sano.

3. Tienes mucha prisa

Hayas o no hayas acertado más o menos en encontrar tu paleodieta, pretendes que todas esas expectativas y objetivos que has fijado como motivación para tu cambio de hábitos alimenticios ocurran en unas pocas semanas o meses.

Qué quieres que te diga… ¿Pretendes que después de 20, 30 ó 40 años comiendo basura y maltratando a tu cuerpo todo vuelva a fluir en tan poco tiempo?

Si tienes prisa, estás perdido.

Aprovecha la oportunidad de la infoxicación que te recomendaba y pregúntale a cada uno de los autores de los blogs que antes te comentaba si han dado ya con su dieta ideal definitiva. Apuesto lo que quieras a que, si son sinceros, todos te responderán que no. Por si te sirve de algo, yo llevo casi cinco años con esta tontería y sigo experimentando, jugando.

En fin, date tiempo.

4. Tu paleodieta sí funciona, pero buscas la perfección

Vamos a ser francos. Te encuentras perfectamente. Lo que pasa es que tienes cierta tendencia al perfeccionismo, a la falta de seguridad en ti mismo, a la insatisfacción permanente. Siempre encuentras fallos a todo, cuando en realidad todo ya está bien.

¡Por Dios! Que te duela la cabeza una vez cada dos meses, que te sientas cansado después de una semana de hiperactividad, que tengas un mini-michelín de 5 milímetros o que muy de vez en cuando tengas que apretar para cagar no quiere decir que algo vaya mal.

Amplía tu perspectiva, obsérvate de forma general y no tan al detalle, no te obsesiones, date margen y disfruta de todo lo bueno que has conseguido con tus cambios.

La perfección no existe; de hecho tú ya eres perfecto. Tu paleodieta sí funciona.

5. La paleodieta no es para ti

Me cuesta un mundo hacerlo, como es normal, pero he aprendido a no aferrarme a mis propias creencias al 100%. La paleodieta se basa en una serie de principios evolutivos, y para los ojos de la evolución creo que todos somos iguales –dejando a un lado una serie de detalles que nos caracterizan individualmente; de ahí que experimentar sea un deber de vida. Una base dietética primitiva debería estar funcionando…

Sin embargo, reconozco que la paleodieta, aquí y ahora, tal vez no sea para ti.

Cada persona tiene su momento. Yo mismo tuve que pasar por la dieta meditarránea, dietas hipocalóricas, dietas hiperproteicas, veganismo, macrobiótica, germinados, blablabla…

Déjate de paleodietas y cavernícolas, y experimenta y prueba lo que consideres oportuno.

Si das con otro tipo de alimentación y estilo de vida que te hace sentir bien y te ayuda a ser feliz, yo más contento que estaré. Ojalá lo consigas.

Y si no, siempre podrás volver a probarla, pero ahora con más experiencia, que es lo que en realidad importa. Tal vez entonces sí sea tu momento primitivo.

Esto es sólo mi opinión, que cambia constantemente. No me creas. Crea la tuya.


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