¿Os imagináis a Will Smith interpretando al Neo de Matrix, a Mel Gibson con pinta de Terminator o a Audrey Hepburn como la sufrida madre de Regan en El exorcista? ¿Qué os parecería que Nicolas Cage hubiera sido el atormentado Máximo en Gladiator, que John Travolta hubiera aceptado ser el protagonista de Forrest Gump, que Viggo Mortensen o Russell Crowe nos hubiera enseñado sus garras en X-Men o que Kevin Costner “disfrutara” de unas navidades moviditas en La jungla de cristal?
Aunque parezca increíble, éstos son sólo algunos ejemplos de papeles que actores y actrices más o menos consagrados rechazaron en su momento por diversos motivos. Cierto es que muchos y muchas tomaron una inteligente decisión, pero otros y otras todavía deben estar tirándose de los pelos por la metedura de pata que cometieron.
Las causas que llevan a una estrella a rehusar un papel son muy diversas: incompetencia de sus respectivos agentes, el divismo de algunas de ellas, otros compromisos profesionales, desavenencias monetarias o simples incompatibilidades morales…
Como es prácticamente imposible recoger todos estos casos, vamos a repasar sólo aquéllos que más nos han sorprendido, eso sí, no nos extrañaría nada que algunos de ellos fueran meras leyendas de la historia del cine.
A Bela Lugosi no le hizo mucha gracia encarnar a Frankenstein. ¿Por qué? Tanto maquillaje en la cara impediría que el público le reconociera y, además, el monstruo creado por Mary Shelley era demasiado parco en palabras. Y precisamente fueron las extenuantes sesiones de maquillaje a las que debía ser sometido Edward G. Robinson para encarnar al Dr. Zaius en el El planeta de los simios las que, finalmente, provocaron su marcha del proyecto.
La británica Kate Winslet dijo “no” a la Eowyn de El señor de los anillos: Las dos torres y El señor de los anillos: El retorno del rey (al igual que Uma Thurman) y a los papeles protagonistas de Match Point, El diario de Bridget Jones, El jardinero fiel, el remake de Ana y el rey y Shakespeare enamorado. En este último caso, y curiosamente, el personaje de lady Viola recayó en Gwyneth Paltrow que un año antes no aceptó ser la Rose de Titanic.
Sean Connery no sólo no se interesó, entre otros, por el personaje de Hannibal Lecter (tampoco les hizo tilín a Robert De Niro, Christopher Lloyd, Jeremy Irons, John Hurt o Jack Nicholson), sino que rehusó encarnar a Gandalf y al Morfeo de Matrix porque en ambos casos afirmó que no había entendido el guión. En esta última película parece que el papel de Neo fue descartado (además de por el ya mencionado Will Smith) por Kurt Russell que comentó que el personaje le parecía poco interesante, por Mel Gibson que exigía que el susodicho muriera al final de la película y por Nicolas Cage que comentó que no entendía de qué iba esa historia.
De nada sirvieron las exigencias de Truman Capote para que la protagonista de Desayuno con diamantes fuera Marilyn Monroe, porque ésta se negó siguiendo los consejos de Paula Strasberg, su profesora de interpretación.
El enternecedor Eduardo Manostijeras no fue del gusto de Tom Cruise que exigió, para aceptar el papel, que el personaje en cuestión finalizara la película con dos flamantes manos. Tampoco a Mike Myers le tentó trabajar con Burton en Charlie y la fábrica de chocolate dando vida a Willie Wonka.
La gran Joan Crawford se negó a interpretar a la esposa del capitán Holmes (Deborah Kerr) en De aquí a la eternidad porque no le gustó el vestuario que luciría el personaje…
Ni Rock Hudson, ni Burt Lancaster, ni Paul Newman se interesaron por dar vida al príncipe Judá Ben-Hur que finalmente aceptó Charlton Heston y que le valió un Oscar. Sin embargo, el desaparecido actor y el también fallecido Roy Scheider rehusaron protagonizar la cinta de terror La profecía.
Por muy poquito no pudimos ver en paños menores a Emma Thompson (¿?) o a Michelle Pfeiffer en Instinto básico y tampoco a ésta última como la Clarice Starling de El silencio de los corderos.
John Travolta ostenta el récord de guiones rechazados: Oficial y caballero; American Gigoló; Chicago; Apolo 13; La milla verde; Atracción fatal; Reservoir Dogs y Un, dos, tres… splash. Acabó despidiendo a su agente…
Las tórridas escenas de sexo de Fuego en el cuerpo provocaron que Sigourney Weaver desestimara interpretar a la protagonista, al igual que le ocurrió a Helena Bonham Carter con la de Rompiendo las olas o a Gary Olmand con Intimidad. A Lana Turner y Rita Hayworth tampoco les interesó dar vida a la casquivana Laura Manion de Anatomía de un asesinato por considerar que se trataba de un personaje escabroso y Doris Day rechazó ser la Mrs. Robinson de El graduado por atentar contra sus principios morales…
Charles Bronson y Clint Eastwood no se interesaron por el personaje de Snake en 1997: Rescate en Nueva York, lo mismo que les ocurrió a John Wayne y a Frank Sinatra con el de Harry, el sucio. A Eastwood tampoco le llamó la atención encarnar a K en Men in Black: hombres de negro y a Sinatra no le sedujo la idea de vestirse de mujer saxofonista en Con faldas y a lo loco.
Los personajes del capitán Willard y del coronel Kurtz en Apocalypse Now no convencieron a actores de la talla de Al Pacino (que dicen también rechazó ser Han Solo en La guerra de las galaxias y protagonizar Pretty Woman), Steve McQueen (ya enfermo de cáncer), Robert Redford o Jack Nicholson (tampoco aceptó Atrapado en el tiempo). El papel que éste último encarnó en Alguien voló sobre el nido del cuco fue anteriormente descartado por James Caan (curiosamente, sí aceptó protagonizar Misery cuyo guión había rechazado previamente el propio Nicholson). En esta misma película Anne Bancroft, Ellen Burstyn, Angela Lansbury y Geraldine Page rechazaron dar vida a la estricta enfermera Ratched.
Indiana Jones pudo haber sido interpretado por Tom Selleck, pero éste no aceptó la oferta de Spielberg esgrimiendo como razón que no quería desatender la serie televisiva que protagonizaba y que le estaba procurando un enorme éxito: Magnum.
Ni Demi Moore ni Meg Ryan quisieron ser la cenicienta-prostituta de Pretty Woman. Curiosamente la Ryan también descartó el papel protagonista de Ghost al que también renunció Bruce Willis por considerar que esa película no tendría ningún éxito.
El personaje de Aragorn en la trilogía de El señor de los anillos no les interesó ni a Daniel Day-Lewis (tampoco el de Philadelphia) ni a Nicolas Cage. Éste último afirmó que prefería interpretar papeles más serios… Cage también rechazó protagonizar Seven (al igual que Sylvester Stallone –que también desestimó Único testigo- y Kevin Costner), Gladiator (lo mismo que Tom Cruise y Mel Gibson) y Iron Man, en este caso por preferir participar en El motorista fantasma.
El caché de Anthony Hopkins le impidió aceptar el papel protagonista en ¿Quién puede matar a un niño?, algo que también esgrimieron Kurt Russell y Richard Dreyfuss para rechazar ser el doctor Alan Grant en Jurassic Park: Parque Jurásico. A Dreyfuss tampoco le llamó la atención convertirse en un repugnante insecto en el remake de La mosca. Sí le atrajo interpretar al “escultor de puré” de Encuentros en la tercera fase, personaje que antes descartaron Christopher Walken, Jack Nicholson, Al Pacino, Dustin Hoffman (también el Rick Deckard de Blade Runner) y Steve McQueen que alegó ser incapaz de llorar delante de una cámara. Estos tres últimos actores, junto con Gene Hackman y Michael Douglas, tampoco quisieron saber nada de Acorralado por considerarla muy violenta, al igual que John Wayne en el caso del Mayor Reisman de Doce del patíbulo.
No sabemos si fue también la violencia la que provocó que Brad Pitt, Leonardo DiCaprio y Edward Norton se negaran a trabajar en American Psycho, pero sí parece que fueron sus ideas políticas las que causaron que Matthew Modine no aceptara el papel de Maverick en Top Gun.
Steven Seagal no quiso estar en Demolition Man ni Jean-Claude Van Damme en Speed. El que sí hubiera aceptado el papel de Vincent Vega en Pulp Fiction fue James Woods cuyo agente rechazó la oferta sin consultárselo y acabó rápidamente en el paro.
El personaje de James Bond no llamó la atención de Gary Grant, a pesar de que Ian Fleming se inspiró parcialmente en el actor a la hora de crearlo, y fue sustituido por Sean Connery tras cuya marcha Oliver Reed se negó a reemplazarlo. El desaparecido actor británico tampoco se interesó por Tiburón y El golpe.
Al descartar el papel de Rhett Butler nos perdimos a Gary Cooper diciendo aquello de Francamente, querida, eso no me importa (o me importa un bledo, como prefiráis) en Lo que el viento se llevó. Tampoco pudimos ver a Marlon Brando como Lawrence de Arabia o como uno de los dos protagonistas de Dos hombres y un destino, ni a Fred MacMurray o a Montgomery Clift (también descartó Río Bravo y Al este del Edén) en El crepúsculo de los dioses. Este último tuvo que abandonar el proyecto ante la amenaza de suicidio proferida por su amante.