Salmorejo de remolacha

Los que conocéis mis gustos, sabéis lo mucho que me encanta la remolacha, ese sabor terrojos y rojizo que lo tiñe todo a su paso. Realmente no se si es su sabor o su color, que lo transforma todo en un intenso color morado, pero me encanta, intendo añadirla a todo y ver como cada ingrediente y cada receta quedan impregnados de ella.
Hoy le toca el turno al salmorejo, esa sopa fría de tomate y pan que tanto se disfruta en Córdoba y que cada vez, por fortuna, se encuentra en más lugares.
INGREDIENTES
1 Kilo de tomates maduros.
200 gr. de miga de pan tipo mollete.
2 Remolachas cocidas.
120 ml. de AOVE.
1 Diente de ajo.
2 Cucharaditas de sal.
Para decorar:
Aceite de Oliva.
1/2 Calabacín.

1. Pelamos y troceamos los tomates. En el vaso de la batidora los añadimos pelados y troceados. Añadimos el mismo volumen de miga de pan. Troceamos y añadimos las remolachas. pelamos y añadimos el ajo.
2. Incorporamos el aceite, la sal y batimos a potencia media durante unos 5 min. El aceite tiene que montar un poco con la miga de pan y el tomate, para obtener una textura fina y un poco densa, con lo que tiene que batir un tiempo. Una vez obtenida la textura deseada, sacamos a un recipiente y dejamos en la nevera hasta el momento de tomar.
3. Para servir, acompañamos de taquitos de calabacín crudo, que le aporta un sabor suave y una textura crujiente que le va de maravilla.

Un salmorejo diferente,  con un toque delicioso que le aporta la remolacha, el sabor de esta queda muy suavizado y sutil, con lo que va a gustar mucho incluso a los que no son muy amantes de este ingrediente. Como os he comentado en otras ocasiones, este ingrediente me encanta y lo suelo incluir a menudo en mi recetario, pero podéis probar primero con una solo y poco a poco ir añadiendo más, hasta dar con la cantidad de remolacha para que quede a vuestro gusto.

Es importante usar buenos tomates, siempre son el secreto de un salmorejo, junto con el batido adecuado del aceite. Las remolachas las podéis usar frescas cociendolas previamente, aunque a veces resulta algo lioso y no siempre se encuentran , así que en muchas ocasiones las compro ya cocidas, hay marcas en el mercado que dan muy buen resultado.

Lo he acompañado de unos taquitos de calabacín crudo, que le quedan de maravilla, también podéis añadirle un poco de cebolla tierna picada, le añade un punto picante de lo más interesante a la misma vez que juega también con la textura.

Un plato de lo más sencillo y que resulta ideal para esta época del año, es refrescante y de lo más agradable, si tenemos invitado en casa, seguro que van a quedar encantados con este salmorejo tan rico y colorido.