En mi entrada de ayer con los Tortellini os contaba que me encanta la pasta y la mayoría de las veces la acompaño de salsa de tomate, es que está taaaaaaaan buena. Pero si además, la haces casera, con tomates de la huerta y productos de calidad... no tiene desperdicio.
Esta receta tiene ya un tiempo, la guardaba para una ocasión especial. Es de Kanela y Limón y me llegó como recién caída del cielo en su día. Digo esto, porque mi familia me regaló tomates cuando fui a verlos al pueblo, me dieron de todo tipo, tamaños varios, colores diversos... y no sabía que hacer con tanto tomate!! Y allí estaba la receta, Cristina la acababa de subir y fue un milagro!! Le tuve que modificar algún ingrediente, pero el resultado fue espectacular.
No me quiero liar mucho, pero si la hacéis y encima la guardáis en conserva o en el congelador, estará como recién salida del horno. Y siempre tendréis un fondo de tomate casero listo para acompañar vuestra pasta, un arroz, cualquier tipo de carne o incluso unos huevos fritos con tomate... ufff! Paro ya!! Qué hambreeeee!
Vamos con la receta...
Ingredientes:
- 1,700 kg de tomates maduros limpio y troceado (pueden ser variedades diferentes)
- 2 cebollas
- 2 dientes de ajo
- 1 hoja de laurel
- 100 ml de vino blanco
- 1 cucharada de azúcar
- 2 ramas de tomillo fresco
- Aceite de oliva
- pimienta
- Sal
- Una cucharada de vinagre de módena
- Una buena cucharada sopera de concentrado de tomate
- Precalentamos el horno a 200 ºC.
- Lavamos los tomates, le cortamos el nervio y los troceamos junto con la cebolla.
- Juntamos todos los ingredientes (menos el aceite, el vinagre y el concentrado de tomate) en una fuente de horno. Lo regamos todo con el aceite de oliva (aquí a vuestro gusto) y lo introducimos durante 1 hora más o menos. Cada cierto tiempo es recomendable darle la vuelta.
- Pasado el tiempo, agregamos todo a una cazuela grande, lo trituraremos con la batidora o un robot de cocina que tengamos y lo pondremos al fuego unos 40 minutos aprox., añadiendo el vinagre de módena y el concentrado de tomate. Probaremos la salsa y si hay que añadirle más sal o azúcar, lo hacemos. Remover de vez en cuando. Este proceso es para espesar la salsa y quitarle el exceso de agua. Aquí al gusto de cada uno, si os gusta más líquida o espesa.
- Una vez listo pasamos la salsa por un pasapurés para retirar los peñejos y demás grumos y ya podremos guardarlo en frascos en conserva, usar directamente o una vez frío, congelarlo.
Consejos:
- Si usáis tomates maduros mucho mejor, se asarán más uniformemente.
- El concentrado de tomate le da color a la salsa, si no lo encontráis (lo venden en supermercados) no hace falta usarlo.
- Los tiempos de horneado y reducción son orientativos, dependerá mucho de la clase de tomate que uséis.