Revista Cocina
El año pasado, durante la segunda quincena de agosto, Mr. Preppy y yo nos fuimos de vacaciones a conocer la provincia de Cádiz. Entre algunos trabajos pagados y algún que otro post, no llegué a compartir las fotos de nuestra aventura sureña.
Si bien es cierto que os conté cómo había sido nuestra visita a Vejer y os enseñé este precioso batín que me llevé para el hotel, se me quedaron algunas fotos en el tintero. También hay que mencionar que me da excesiva vergüenza subir fotos en bikini, con que... Por eso, hoy os dejo alguna de esas imágenes.
Ese mismo día que visitamos Vejer terminamos la jornada dándonos un remojón en una de las playas cercanas, Caños de Meca. Lo que me enamoró del lugar fue el precioso faro, el cual tuvimos la suerte de ver durante el atardecer y el ocaso. Finalmente, cenamos en uno de los restaurantes de allí e hicimos un nuevo amigo perruno que nos acompañó durante toda la velada (por interés 🍔).
Curiosamente, y a pesar de estar en Cádiz en pleno agosto, ese día hacía muy fresco. ¡Menos mal que tenia mi pareo!
Al día siguiente decidimos explorar el país vecino: Gibraltar. Todos hemos oído hablar de Gibraltar millones de veces, pero yo nunca había estado. Francamente, me sorprendió para bien. Es pequeño, pero muy cuco y muy british. Para visitar el Peñón cogimos uno de los tours en taxi y acabamos encantados. ¿Lo mejor? ¡Los monos!
Nos quedaron algunas cosas por hacer y ver, así que seguro que volvemos algún día. Por cierto, sí que cogí a algún mono, pero ni ellos ni yo salimos especialmente favorecidos en las instantáneas.
Otro de los días lo dedicamos a conocer Tarifa. Para mi desgracia, fue una decepción. No por el lugar, sino porque ese día hacía muchísimo viento y no pudimos montar en el barco de avistamiento de cetáceos. También nos llamó la atención que la Punta de Tarifa no se puede visitar porque es un centro de acogida para inmigrantes.
Lo bueno del día vino más tarde, cuando nos acercamos a conocer la famosa Playa de Bolonia. Nos encantaron las ruinas romanas, pero eso nos llevó más tiempo del que esperábamos y al final pasamos poco tiempo en la playa. De ahí nos fuimos a ver la puesta de sol y a cenar. Esa cena también ha pasado a nuestra historia de pareja porque nos acompañaron varios gatitos que suelen visitar el restaurante.
Fotos hechas por (el señor al que no le gusta salir en las fotos) Manuel Laya / Luxmantica Photos