En la Edad Media, los endulzantes eran muy caros y difíciles de conseguir, por lo que se recurría mucho a la zanahoria, que junto con la remolacha son las verduras que más azúcar contienen. Esta tarta cogió su mayor fama en el Reino Unido, y actualmente es una de las recetas inglesas clave. Se prepara con una cobertura de queso y azúcar (frosting), mientras que por ejemplo en Estados Unidos los hacen con claras de huevo batidas con azúcar (merengue).
Esta semana fue el cumpleaños de mi primera sobrina, y ya que no pude ir a Tenerife a celebrarlo, me he aventurado a hacer algo especial aquí en Madrid, atreviéndome con mi primera tarta con frosting. Parece muy difícil, pero una vez tienes los ingredientes te das cuenta de las posibilidades son infinitas, así que a dejar volar la imaginación!
Ingredientes para 8 personas:
300 gr harina de trigo
250 gr de azúcar
230 ml de aceite de girasol
4 huevos
2 cdtas de levadura química
2 cdtas de bicarbonato sódico
2 cdtas de canela en polvo
1/2 cdta de sal
250gr de zanahoria rallada (cruda)
100 gr de nueces picadas
Para el frosting de queso:
250 gr de queso para untar
55 gr de mantequilla
250 gr de azúcar glass
1 cdta de extracto de vainilla
Precalentamos el horno a 170ºC.
Esta tarta se hace por pisos, de modo que tenéis dos posibilidades: o hacéis un bizcocho entero y lo cortáis o lo hacéis por parte. Yo en este caso he optado por la segunda.
Comenzamos tamizando (pasar por tamiz o colador) la harina, la levadura, el bicarbonato y la canela.
En otro bol batimos los huevos con el azúcar hasta que se disuelva bien y espume un poco. Introducimos el aceite y seguimos batiendo hasta que todo quede bien integrado. Entonces mezclamos con los ingredientes tamizados, con suavidad. Por último añadimos la zanahoria rallada y las nueces.
Engrasamos el molde que queramos usar (yo lo hice rectangular porque no tenía redondo y quedó muy bien) y lo llenamos con la mitad de la masa. Lo introducimos en el horno aproximadamente 30 minutos o cuando este empezando a dorarse por arriba. Al pincharlo con un cuchillo debería salir limpio. Este paso lo repetiremos dos veces ya que necesitamos dos bizcochos. Como consejo diré que con uno basta para hacer una buena tarta, ya que a mi la altura se me fue de las manos!! Me salió de cuatro pisos!!.
Una vez tengamos los dos bizcochos, podemos optar por hacer la tarta de 2 piso gordos o 4 finos. Todo depende de la cantidad de frosting que os guste. Os recomiendo que para comenzar lo hagáis de 2 y luego experimentéis la próxima vez.
Para hacer el frosting de queso batimos durante unos minutos la mantequilla y añadir el queso y el extracto de vainilla hasta que mezcle bien. Entonces vamos añadiendo el azúcar glass hasta que esté bien homogéneo. Yo lo he introducido en una manga pastelera y lo he reservado en la nevera un rato.
Ya solo se trata de construir la tarta. Colocamos sobre el plato la primera capa de bizcocho y la cubrimos con el frosting. Seguimos con otra capa y más frosting, hasta que colocamos la última que yo he decorado con unos puntitos de cobertura y unas zanahorias de azúcar que compré en una tienda especializada.
Esta tarta hay que conservarla en la nevera y esta muchísimo más buena de un día para otro. Sé que parece complicada, pero es la receta perfecta para hacerla acompañado y pasando un rato muy divertido y creativo!!