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Trueque, como alternativa

Por Nofler @nofler8

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TRUEQUE, COMO ALTERNATIVAEl sabio Dr. Horacio Krell, nos deleita con uno de sus artículos en sintonía con  la bolsa de ideas que aportamos en el artículo anterior. La reflexión que hace sobre la necesidad de orientar al mundo hacía otro lugar que no sea la conocida burbuja capitalista que estamos padeciendo. El trueque.

¿Hay futuro para el trueque?

- Qué tipo de espacio puede alcanzar este sistema en el mundo actual. ¿Tiene algún futuro? 
Sí, en la medida que veamos con nuevos ojos el atractivo negocio de la asociatividad. Adam Smith (1723/1790) descubrió que un obrero producía 1 alfiler por día. Un equipo de 10, dividiendo el trabajo: 50.000, es decir 5000 por obrero. Con la tecnología moderna hoy fabricarían 800.000.
El trueque  primitivo se amplificó con las monedas complementarias, son las que no usan el dinero de curso legal. Esas monedas emergen en épocas de crisis. Así se supera el canje entre dos que es muy complicado por un sistema multilateral en el cual A y B no necesitan conectarse ni que coincidan sus respectivas necesidades, ya que un sistema sencillo de administración genera un circuito entre todos los participantes.

El capitalismo financiero trajo sus propios males: robos a bancos, falsificación de la moneda, inflación, usura. El dinero dejó de ser un medio y se convirtió en un fin. Así atacó la producción y generó desempleo. Por estos motivos el retorno del trueque se hace más posible si se revaloriza
la cultura del trabajo promoviendo un capitalismo sustentado  en la economía real  y  no en la  renta financiera. Esto le da margen de acción a la política en la elaboración de leyes que favorezcan  el trueque para la promoción del empleo y la cobertura de las  necesidades sociales.

- La escasez de petróleo, el costo de los fletes y la necesidad de reducir la contaminación son factores globales que, a mediano plazo, pueden actuar como acicates para el florecimiento de las economías locales, las producciones locales de alimentos que eviten costos de transporte y emisiones de gases, etc. ¿Considera que esos factores podrían también promover las economías de intercambios en otros rubros, no sólo de alimentos? ¿Cómo?
Mientras que el marketing promueve un consumidor abstracto colocando los productos en las góndolas de los supermercados, el trueque promueve la asociatividad, el contacto entre ciudadanos.  En épocas de crisis  hay menos consumidores y más ciudadanos. Sin empleo no hay dinero en los hogares ni tarjetas de crédito para vivir gracias al crédito. Los recursos se vuelven limitados para satisfacer  las  múltiples necesidades.  El trueque  se convierte en oportunidad  si el  ciudadano  advierte que se trata de un recurso, que puede cambiar lo que sabe hacer o lo que produce por lo que necesita sin la mediación del dinero, al mismo tiempo que incrementa su capital social. Ante el desempleo  provocado con  la última crisis los clubes de trueque generaban  relaciones, permitían sobrevivir y  aumentabanla autoestima.
Posteriormente los subsidios clientelísticos -  bajo el eufemismo de los "planes trabajar" que promovían lo contrario-  y las estafas con la moneda de trueque,  los destruyeron.  Entonces los trocadores se convirtieron en piqueteros.
El Capital social desde el punto de vista del individuo es la sumatoria de todas las relaciones que posee. Podemos  interpretar su alcance analizando esta frase de Isaac Newton: " No soy un genio, estoy parado sobre las espaldas de gigantes".
El "cómo" del trueque se facilita cuando existe el "por qué". Como dijo Nietzche: "el que tiene un porque puede superar cualquier cómo". El trueque debería incorporarse a la educación valorizando el reciclado de los bienes que son declarados obsoletos por el sistema capitalista que se sostiene en fomentar el envejecimiento prematuro de los bienes y servicios.
- ¿El mundo globalizado no está ya demasiado desarrollado para volver al primitivismo del trueque orientado a la subsistencia?
El trueque no  es sinónimo de subsistencia ni de apartarse de la economía.
Es un complemento para incorporar a los excluidos del sistema. Por otro lado el mundo globalizado ha incorporado el trueque. Se realiza entre países como el canje de energía por  deuda, entre empresas y gobiernos: Pepsi retira de Rusia vodka en canje por sus productos, entre personas – en los bancos de tiempo  cada uno aporta horas y usa el tiempo de los demás-.  Ante la crisis reciente el gobierno argentino patrocina el canje de usado por nuevo para reactivar la economía.

La economía social entrena  la inteligencia emocional mediante el trueque, alianzas estratégicas, redes sociales, fábricas de ideas, prosumo, teletrabajo y franquicias sociales. Así crecen las habilidades para: actuar ante nuevos escenarios, descubrir y activar capacidades ociosas, adquirir
destrezas, aprovechar ventajas competitivas  e  integrar cadenas de valor.
En Argentina existe la UP – Unión de permutas- que promueve el canje de bienes y servicios. Los cursos se imparten con el método Ilvem. Ya no existen sabios hoy tenemos especialistas. El peligro del especialista señalado por Abraham Maslow es que: "tiene un martillo y todo lo que ve le
parece un clavo". Por eso T. S. Eliot  se preguntó " ¿Dónde está el conocimiento que se perdió con la información?" "Dónde está la sabiduría que se perdió con el conocimiento?". En el film indio Slumdog Millonarie, premiado con el Oscar, el personaje, un joven pobre y sin estudios, llega al concurso de TV de preguntas y respuestas, por 20 millones de rupias y lo gana porque convierte con inteligencia en sabiduría la escasa información y conocimientos que posee. 

- ¿Por qué el Gobierno no promueve el trueque?
En la historia se ocultan soluciones de problemas actuales que no se utilizan porque la ceguera ideológica lo impide.  Además la fábrica de pobres -en la que se ha convertido el país- es funcional a un modelo para ganar elecciones. No hay fundamento para que los gobiernos excluyan el trueque.  Los pecados sociales nos han llevado a un progreso sin base ética, pero llegó el momento de aplicar la frase de Borges."No los une el amor sino el espanto".

Los siete pecados sociales fueron formulados por Mahatma Ghandi:  Política sin principios, Economía sin moral, Bienestar sin trabajo, Educación sin carácter, Ciencia sin humanidad, Goce sin conciencia, Culto sin sacrificio.
Sin respuestas del gobierno hay que brindar  herramientas a los políticos que vendrán para enfrentar el problema de cómo vivir sin dinero. Sin empleo no hay dinero en los hogares ni consumo, pero las crisis tienen la virtud de romper con la rutina y agudizar  la inteligencia. Resiliencia es la
capacidad de los pobres para  sacar provecho de la adversidad  ya que lo que no te mata te fortalece. Hay que enseñarles a  convertir el espíritu  en materia  desarrollando su inteligencia. Así la conciencia de necesidad se transforma en un  problema a resolver y el problema es la base del invento que lo resolverá. Con la práctica el trocador deja de emprender por necesidad y pasa a emprender como oportunidad. Albert Einstein valoró siempre la inteligencia del trueque. Dijo una vez:  "Si no fuese científico sería trocador de cosas. Es una noble profesión".

Tomemos conciencia.
El capitalismo financiero hirió de muerte a la economía real. El sistema no sabe abordar la exclusión social, la jubilación, la salud, la inestabilidad monetaria, la destrucción del planeta y el desempleo.

Convertir este mundo para pocos en uno para todos requeriría que la educación  promueva el desarrollo del talento con bases éticas, mecanismos de redistribución e igualdad de oportunidades. 
El dinero social fomenta el intercambio y complementa la moneda legal donde se muestra ineficaz. Mediante redes cooperativas desafía al principio de escasez que es funcional al afán de lucro y a la concentración de la riqueza. Innovaciones como los Bancos de tiempo generan comunidades solidarias que funcionan sin dinero.
Según Doomsday Clock, El Reloj del Juicio Final, a la humanidad le quedan 5 minutos. El reloj de la muerte sólo retrocederá con acciones lúcidas e inmediatas. El agua, el oxígeno, el petróleo, la solidaridad y el tiempo desaparecerán con el calentamiento global y las políticas ciegas.
Se impone la necesidad de un nuevo orden mundial que evite la destrucción de los ecosistemas y la destrucción de recursos. Para que la palabra futuro tenga sentido el cambio debe ser inmediato. Fomentar el consumo lleva al suicidio colectivo. En vez de cortar árboles plantemos semillas. En el siglo XII las catedrales cumplían la función económica de atraer peregrinos.
Hechas para durar crearon recursos a largo plazo: Chartres vive del turismo desde hace 800 años.

Hoy el tsunami financiero hizo crecer la fábrica de pobres. El petróleo escasea y no podría abastecer la reconstrucción económica. Asistimos al fin de la segunda revolución industrial. El cambio climático erosiona la economía: 240.000  millones de u$s costaron a EEUU Katrina, Ritaa, Ike y Gustav, entre otras desgracias. La opción es llegar a la tercera revolución industrial con sustitutos renovables, almacenamiento de hidrógeno, redes inteligentes de servicios, vehículos eléctricos, edificios inteligentes. La educación pondrá en marcha la tercera revolución industrial, para lograrlo hay que hacer ecológico al cerebro humano, allí reside la esperanza de cambio que todavía nos queda. Obama reunió un equipo de asesores de primera calidad, dos Premios Nobel Steven Chu y Harold Varmus y líderes en clima, energía, ecología y tecnologías de última generación. Dio prioridad al desarrollo sustentable: la reforma tecnológica debe basarse en la energía solar, la eólica y plantas a carbón que almacenen el dióxido de carbono. En el caso de las celdas de combustible, las estaciones de servicio expenderán hidrógeno.
El mercado libre es un anacronismo si consideramos los peligros que entraña el cambio climático, el estrés hídrico, la escasez de alimentos  y la inseguridad energética. El esfuerzo público y privado deberá orientar el cambio tecnológico hacia puertos seguros. Escalaremos la montaña sin saber que hallaremos del otro lado, deseando que nos esperen las oportunidades.
Podemos ser pesimistas en el diagnóstico pero no podemos dejar de ser optimistas en la acción.

Dr. Horacio Krell. CEO de Ilvem, Contador Público y Licenciado en Administración de empresas
(UBA). [email protected]

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