Un día en Oporto (incluye guía dulce)

Este mes he tenido el placer de visitar una magnífica y sorprende ciudad, OPORTO. La excursión fue de un día, suficiente para recorrer sus calles de arriba a abajo, descubrir sus monumentos más importantes y hacer unas compras, cómo no de DULCES!! jaja, aparte de otras cosas claro… Pero fundamentalmente compramos productos gastronómicos. Su casco histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1996 y es un destino envidiable, que no os debéis perder. Os lo aconsejo sinceramente. Y sin más dilación, os presento mi recorrido

Comenzamos nuestra ruta en la parte alta de la ciudad para luego ir bajando hasta la ribera del Duero. La primera parada es la preciosa Capela das Almas, situada en la rua Santa Catalina. Construida a principios del siglo XVIII, aunque restaurada y ampliada en 1801. En 1929 sus fachadas fueron revestidas con azulejos diseñados por Eduardo Leite y producidos en la Fábrica de Cerámica Viúva Lamego. Representan escenas de la vida de San Francisco de Asís y Santa Catalina. En el interior destaca el altar neoclásico que alberga una imagen de Nuestra Señora de las Almas, del siglo XVIII.

A tan sólo unos metros se encuentra el mercado do Bolhão, por donde no parece haber pasado el tiempo. En él pueden encontrarse puestos de fruta y verdura, carne, pescado, flores y artesanía en madera, manteles, etc.

Al salir por el lado contrario, tras haber atravesado todo el mercado nos topamos justo enfrente con la Confitaira do Bolhão, una de las pastelerías más antiguas de la ciudad. Su especialidad son los ovos moles, unos dulces elaborados con yema de huevo y azúcar, cubiertos con una oblea con forma de concha, tradicionales de Aveiro. También podemos encontrar muchos otros dulces típicos portugueses como los bolos de arroz, los pasteles de nata, las queijadas, las arrufadas, típicas de Coimbra o las fogaças.

Si seguimos esa misma calle a la izquierda según salimos del mercado, llegamos de nuevo a la rua Santa Catalina, la gran calle comercial de Oporto. Pero antes, a muy pocos pasos de la pastelería, se encuentra una tienda antigua de ultramarinos, llamada A Pérola do Bolhão, fundada en 1917 por Antonio Reis Rodrigues, con fachada modernista de azulejos, donde pueden adquirirse productos típicos de Portugal como paté de sardinas, embutidos, vinos, etc.

A continuación, bajamos por la rua Santa Catalina y paramos en seguida en la chocolatería Arcadia, donde podemos comprar bombones rellenos de crema de Oporto, elaborados gracias a la colaboración de la chocolatería con la bodega Cálem. Los venden solos o en cajas de regalo con la botella de vino.

En la misma calle, más abajo, se encuentra el Café Majestic, abierto en plena Belle Époque, en 1921. Ideado por el arquitecto João  Queiróz, constituye uno de los más bellos y representativos ejemplos del Modernismo de la ciudad, con una imponente fachada en mármol de formas sinuosas y decoraciones vegetales. En su interior, predominan las molduras curvilíneas en madera, grandes espejos, que aportan amplitud dimensional y esculturas de querubines, rostros humanos y flores realizados en estuco. Habitual lugar de tertulia y reunión de escritores y artistas, intelectuales y bohemios, pero también de señoras de la alta sociedad portuense, que paraban a tomar el té o un sorbete, después de un paseo. Es perfecto para desayunar o merendar. Sirven estupendos batidos, tartas y su típica torrija, diferente de las nuestras.

Pronto llegamos a la Plaça da Batalha con la imponente iglesia de San Ildefonso, cuya fachada fue también decorada con azulejos en azul y blanco por Jorge Colaço (1932), con escenas de la vida de San Ildefonso y alegorías a la Eucaristía. La iglesia fue construida entre 1730 y 1737 y en su interior puede verse un espléndido retablo de Nicolau Nasoni en talla barroca y rococó de la segunda mitad del siglo XVIII.

Bajando por la Rua de 31 de Janeiro, llegamos a la estación de São Bento. Inaugurada en 1916, es obra del arquitecto Marques da Silva. Su visita es imprescindible, por la belleza de su hall, con más de 20000 azulejos, decorados de nuevo por Jorge Colaço, que narran la historia de Portugal.

Iglesia y torre de los Clérigos, ideadas por Nicolau Nasoni, uno de los arquitectos barrocos más importantes de la ciudad, gracias a la Hermandad de los Clérigos Pobres, entre 1754 y 1763. La torre, realizada en granito, supera los 75 metros. Desde lo alto se aprecian las mejores vistas de Oporto. Junto a la torre, se encuentra la típica tienda Casa Oriental, lugar imprescindible si se quiere comprar bacalao.

Muy cerca, la librería Lello e Irmão se encuentra en la rua das Carmelitas, 144. Construida en 1906 en estilo neogótico por Francisco Xavier Esteves. Su interior es digno de ser musealizado, gracias a su decoración en escayola pintada imitando la madera, su imponente escalera de formas retorcidas y sinuosas, y un gran vitral en el techo que ostenta el monograma y el lema de la librería, Decus in Lavore. Los rumores dicen que en esta librería se rodaron escenas de la película de Harry Potter y la Cámara Secreta. Resulta ser una falacia y visionando la película se puede comprobar. Aunque sí es probable que J. K. Rowling se inspirase en ella a la hora de imaginar la librería Flourish & Blotts del Callejón Diagon, ya que la escritora vivió en Oporto durante algunos años. De hecho, escribió una parte del primer libro en el Café Majestic.

Regresando a la estación de tren, desde ésta ya se observa la catedral. Construida en los siglos XII y XIII, en estilo románico, que se aprecia en la sobriedad de su fachada con sus imponentes torres y en sus naves. Destaca su bello rosetón. De los siglos XIV y XV son su precioso claustro gótico y la capilla de João Gordo, caballero de la Orden de los Hospitalarios. Conserva también varias adiciones barrocas como el nártex del arquitecto Nicolau Nasoni, adosado a su fachada lateral, las cúpulas de las torres, el altar de plata o el altar mayor, proyectado por Santos Pacheco y esculpido por Miguel Francisco da Silva. Lo mejor de la catedral es sin duda el claustro, decorado con azulejos. En la planta superior de éste también hay bellísimos paneles ejemplares, con escenas de la vida de la Virgen y de Las Metamorfosis de Ovidio

Bajando por funicular, ascensor, cuestas o escaleras, llegamos a la ribera del río. En torno a la plaça da Ribeira hay multitud de opciones gastronómicas y terrazas para tomar algo. Casitas de colores, ravelos o embarcaciones típicas para el transporte de las barricas de vino, ambiente portuario o paseos en barco son los símbolos más característicos de esta zona.

A continuación, debemos cruzar por el puente de acero de Luis I, ideado por el ingeniero Théophile Seyrig, socio de Gustave Eiffel, quien realizó un proyecto previo. Consta de dos plataformas; por la superior pasa el metro y por la de abajo vehículos. Inaugurado en 1886 hoy es emblema de la ciudad.

Cruzamos el puente para ir a Vila Nova de Gaia, donde se encuentran las bodegas. Pueden visitarse, algunas cobran y otras no, y ofrecen una degustación de su vino. Nosotros estuvimos en Cálem. Pero lo mejor de cruzar son las vistas de Oporto desde el otro lado del Duero, con sus singulares casitas de colores.

Aquí termina nuestra jornada al atardecer. Espero que os haya gustado y os ayude en la planificación de vuestro viaje! ;)