Es conocida como una de las tiendas más selectas donde se encuentran las grandes firmas de moda y complementos. Pero Santa Eulàlia, el emblemático referente de Passeig de Gràcia para cualquiera que alguna vez busque asegurarse las miradas, alberga algo más que trajes, vestidos de gala o foulards de seda. Y es que en su segunda planta hay un rincón escondido que poca gente sabe que existe: su Champagne Bar.
La misma elegancia que cuelga en sus perchas se encuentra en este pequeño espacio que no sabría bien si definir como restaurante, bistró o salón de té. Posiblemente es una mezcla de todos ellos. Una mezcla que permite entrar en un oasis en medio de la vorágine de escaparates de la milla de oro barcelonesa. No hacen menú, su oferta es una carta reducida de platos: 4 primeros, 4 segundos y postres. En cambio la de vinos y cavas por copas es mucho más amplia y selecta, fieles a su estilo. Tomar a copas según que vino, cava o champagne sin que tengas que pedir la botella entera no es fácil. Aquí existe esa posibilidad. Grata sorpresa. Vale la pena entrar solo a darse ese respiro y disfrutar de su terraza copa en mano. Pero nosotros fuimos a comer y empezamos con un primero ligero para fácil de compartir: tartar de tomate, aguacate, verdes y piñones. Buena ración de la que comimos dos personas, generosa. Una buena base de un tomate carnoso, bien aliñado. Encima un bouquet de ensalada donde caían los piñones, una buena cantidad que aportaban textura. En su punto y como era de esperar con una impecable presentación. Como segundos ofrecen platos de carnes y pescados. Ese día había Lubina, Fajitas de pollo, Tartar de Salmón, Hamburguesa y Steak Tartar. Escogimos un plato de pescado y otro de carne. El pescado fue la Lubina al Vapor con jengibre. Muy jugosa y perfumada con el jengibre, iba acompañada de un lecho de verduras que seguramente de cocinaron a la vez. Justo en ese punto en que la piel se separa, aunque estaba marcada, no estaba hecha en exceso, lo que mantenía todo su sabor. Muy buena. La carne fue un Steak Tartar preparado al punto de picante que habíamos indicado. Ya habíamos comentado alguna vez que siendo el Steak Tartar un plato que invade las cartas, en pocos sitios preguntan el punto de picante. Jugoso, sabroso y con un color muy apetecible. Acompañado de algo de ensalada y de las tostadas típicas. Realmente, uno de los mejores que he probado. No nos podíamos saltar los postres en un lugar como este. Aunque debo reconocer que no me los salto en ninguno, en Santa Eulalia Champagne Bar tenía especial curiosidad por probarlos. De los postres del día, escogimos uno clásico, un brownie sin nueces con helado de vainilla que cumplió su función de forma correcta y una mousse de lima que destacaría por sabor, textura y frescura. Como suele pasar, los postres más habituales no sorprenden y se desmerecen ante un postre nuevo. Las novedades juegan siempre con ventaja. Cualquiera de los dos es una buena opción se trata de escoger según te apetezca algo más ligero o algo más rotundo. Yo elijo la mousse. La comida siempre es acompañada con un buen pan de Triticum y un excelente Aceite de Oliva Reserva que puedes servirte al gusto. Acompañamos la comida con un par de copas, una de Champagne y otra de vino blanco. En el Champagne Bar de Santa Eulalia todo es exclusividad. Los licores, los tés, las infusiones y dulces son de alta gama para mantener su caché y responder seguramente a las exigencias de su clientela habitual. Pero aunque no lo seas, aunque no vayas allí para renovar tu armario cada temporada, si puedes hacerlo para darte un homenaje. Porque hablamos de lujo, de elegancia, de exquisitez. Y eso ¿a quién no le gusta?.