Ya conocéis mi pasión por los cheesecakes. El último que publiqué, el Cheesecake de naranja, precisamente para el Reto Alfabeto Dulce del mes de Noviembre.
Este que os traigo hoy además de ser muy sencillo y de no necesitar horno para su elaboración, podría decir que es, de todos los que he hecho, el que más se aproxima al "cheesecake perfecto".
Ingredientes
- 500 gr. de queso crema
- 200 ml. de nata para montar + 3 cucharadas de azúcar
- 125 ml. de leche
- 300 gr. de frambuesas (yo utilicé congeladas de Lidl)
- 100 gr. de azúcar
- 4 hojas de gelatina neutra
- Mermelada de frambuesa DIET (La Vieja Fábrica)
- Frambuesas frescas
Ponemos las hojas de gelatina en un recipiente con agua para que se hidraten aproximadamente 10 minutos.
Ponemos al fuego las frambuesas con el azúcar hasta que éste se disuelva y se forme un almibar. Retiramos del fuego y agregamos el queso crema y lo mezclamos bien.
Apretamos las hojas de gelatina para que escurran el agua y las disolvemos en un poco de leche caliente y la incorporamos al queso y a las frambuesas. Añadimos también la leche restante. Montamos la nata y también la agregamos a la crema anterior, mezclándola bien.
Volcamos la crema en un molde desmontable y lo introducimos en el frigorífico toda la noche para que se cuaje.
Al día siguiente, desmoldamos el cheesecake y lo adornamos. Yo le he puesto una capa de mermelada de frambuesa y unas frambuesas frescas.
Es la segunda tarta que hago utilizando gelatina. La primera aquella tarta express de piña que publiqué en veranito. Pero sí es la primera vez que utilizo gelatina en hojas y no sé por qué pensaba que iba a ser más difícil su manipulación, pero su uso es súper sencillo y el resultado me ha encantado.
Este cheesecake es suave, cremoso, delicado, nada empalagoso por llevar un queso crema (seguramente si hubiésemos utilizado mascarpone sería más contundente).
¡¡¡Ummmmmmm!!! Se deshace en la boca...
Y en primera posición, desbancando al cheesecake de naranja tenemos éste de frambuesas que me encantaría que probaséis.