El Tortoni es uno de ellos. Si no es el «más» de ellos.
Confitería como las de antes, siempre está llena, y como se difundió entre los turistas, hoy por hoy hasta tiene shows de tango en vivo.
Me imagino a Borges, Bioy Casares, Sábato, las Ocampo y demás, compartiendo o discutiendo en el Tortoni, al mejor estilo París 1920.
Y hay dos idas al Tortoni: sí o sí.
Una, invierno de tarde, para el chocolate espesoooooo. Si señores, así de espeso. Tan espeso que con la jarrita de leche caliente rinde 3 tazas!
La otra, en verano, a tomar un chop de sidra tirada, la sidra más rica que probé.
Esta vez, tocó tarde de invierno, a la salida del trabajo, y para conversar con M., en su primera visita desde que se fue a vivir a Neuquén... si vuelve en verano, nos esperan las sidras... y si no tendremos que ir P. y yo solas, y después contarle que tal estaba!
Perdón por las fotos, era de noche, la iluminación no era de lo mejor, y además lo único que tenía era la BlackBerry!