Sólo necesitarás:
- Percebes (obvio).
- Agua
- Sal gorda.
- Laurel (optativo).
Modo de "empleo":
1.- Lo ideal es disponer de agua de mar, pero eso, al menos aquí en Madrid, es complicado, por lo que la sustituiremos por agua con sal y he aquí "la madre del cordero", ¿cuánta sal?, pues la suficiente como para salar el agua al modo marino, pero ya, no todos los mares tienen la misma cantidad de sal, así que yo os propongo utilizar entre 60 y 70 gr. por litro de agua de sal gorda, 60 si los percebesson pequeños, 70 si son gruesos.
2.- ¿Y cuánta agua?. Pues abundante, pero tampoco hace falta cocerlos en la bañera, así que agua suficiente para que se queden bien cubiertos, algo así como 1 litro por cada 250 gr. de percebes y os digo eso y no 4 litros por kilo de percebes, porque es mejor cocerlos en pocas cantidades, máximo 1/4 de kilo por tanda.
3.- Por tanto, ponemos el agua a calentar a tope y cuando comience a hervir, y no antes, añadimos la sal, porque si la echamos antes, resulta que el agua tarda más en romper a hervir y por tanto necesitaremos más energía y tiempo.
4.- Cuando hierva a borbotones, añadimos los percebes, tal cual, ¿y cuanto tiempo los tenemos?, pues eso va a depender del tamaño de los percebes, si son de los pequeños, simplemente habrá que esperar a que vuelva a hervir y en ese momento retirarlos. Sin son medianos, yo los dejaría con el agua hirviendo unos 40'' y si son de esos enormes que, salvo tu cuñado o tu compañero de trabajo, nadie parece haber visto más que en leyendas, entones déjalos hasta un minuto y medio.
5.- Luego retíralos inmediatamente, escúrrelos, llévalos a una fuente y tápalos con un paño para que lleguen a la mesa bien calentitos, que es como más se aprecia su sabor (aún hay gente aquí en Madrid que se cree que los percebes se comen fríos).
Consideraciones:
Lo del laurelviene a ser como lo de la cebolla en la tortilla de patatas. En resumen, haz lo que quieras, si te gusta el sabor del laurel, ponlo, si quieres un sabor auténtico, sin interferencias, no lo eches. Así de sencillo.
Muy importante: cuando los abras apunta hacia abajo, no hacia tu cuñado, sí ese que cuenta que una vez se comió unos percebes como su muñeca de gordos en alguna aldea perdida de Galicia al precio de unas pipas de girasol.