¡Ya es julio y estamos en plena temporada de melocotón! Su inconfudible sabor os aguarda en vuestras fruterías. Eso sí, id a vuestra tienda de confianza para que os den las piezas en su justo punto de madurez, para evitar comprar una fruta excesivamente dura y ácida.
El melocotón blanco es el más dulce de todos, también es el más complicado de encontrar en tiendas y además es el que se conserva durante menos tiempo. Por su parte, el melocotón amarillo es el que se utiliza para hacer mermeladas, conservas, zumos… e incluso melocotón con vino. El melocotón rojo es el más común en comercios, y el más ácido. Dentro de los rojos existen también variedades. Una muy dulce y carnosa es el melocotón sweet dream. Para saber diferenciarlos, lo mejor es que le preguntéis a la persona que os atienda para que os indique las distintas posibilidades. De la misma familia existen los paraguayos y las nectarinas con propiedades muy similares.
Los melocotones se caracterizan por su piel aterciopelada, inconfundible. Son antioxidantes y muy ricos en azúcares, celulosa, vitaminas C, B1,B2 y B6 y minerales como el potasio, fósforo, calcio, magnesio, azufre, cloro, hierro, cobre y manganeso. No son pesados por lo que ayudan con las digestiones. Tienen un alto contenido en agua, así que en verano os hidratarán. No hay excusa para no probarlos este verano y experimentar haciendo recetas con ellos. ¿Cuál es vuestra variedad favorita? ¿Los usáis en algún dulce?
Os damos algunas ideas para utilizarlo:
- Hacer un helado con sabor a melocotón
- Acompañar un melocotón natural de yogur, queso o cuajada hechos en casa
- Hacer esferificaciones de melocotón
- Hacer una espuma de melocotón
- Hacer buttercream de melocotón (utilizando aroma de melocotón)
- Marinar pescados y aves de sabor suave con esta salsa de melocotón picante