En el lenguaje de la calle la palabra caloría tiene muy mala prensa, y es que siempre relacionamos, calorías con aumento de peso. Sin embargo esto es fruto de la desinformación que existe acerca de los temas de nutrición, y que por otra parte la publicidad también ayuda a estas creencias, ya que a veces tratan el tema de la nutrición con bastante ligereza y falta de rigor.
Así pues vamos a empezar a aclarar las ideas, de forma sencilla, empezando por:
¿Qué son las calorías?
El ser humano necesita energía para desarrollar todas sus actividades, andar, respirar, hablar, trabajar, crear y reconstruir sus células y tejidos, mantener la temperatura corporal etc. Para poder calcular esta energía gastada en mantenernos vivos durante un día, y expresarla en números, utilizamos el término caloría.
La caloría es una unidad muy pequeña para expresar la cantidad de energía consumida por el ser humano en un día. Por esta razón se emplea como unidad de medida la Kilocaloría o caloría grande, que es la cantidad de energía necesaria si queremos elevar un grado la temperatura de 1 litro de agua
El ajuste entre la energía ingerida con los alimentos y el consumo energético diario se alcanza a través del hipotálamo, que regula con gran precisión el apetito, evitando grandes fluctuaciones en el peso a lo largo del tiempo y, por tanto, la desnutrición y la obesidad.
¿En que utilizamos las calorías o energía?
La energía obtenida a partir de los alimentos, tras las perdidas a través de las heces, la orina o en forma de calor, la utilizamos fundamentalmente para cubrir el metabolismo basal, cuyo gasto energético se mide a través de un aparato llamado (espirómetro) o por medio de unas fórmulas, que en este momento no voy a explicar, y la actividad física, cuyo gasto esta en función de su intensidad.
El tercer componente del gasto energético es el empleado en la digestión, absorción, distribución, excreción y almacenamiento de los nutrientes. En una dieta mixta este gasto energético supone aproximadamente el 10% del gasto energético total siendo las proteínas las que se llevan la mayor parte del consumo.
El aporte energético de la dieta también se utiliza para el crecimiento de estructuras corporales, la producción de leche y el desarrollo del feto durante el embarazo. Sin embargo, la actividad mental aparentemente no influye en el gasto energético.
El gasto energético depende entre otros factores de la edad, el sexo y la actividad que desarrollemos.
Así pues, como vemos, las calorías son imprescindibles para mantenernos vivos, lo que debemos cuidar es, no ingerir más calorías de las que gastamos, consiguiendo así un peso adecuado, sin necesidad de hacer dietas que pueden perjudicar nuestra salud.