“El mejor afrodisíaco no son los mariscos sino el amor”, reza una conocida canción de Ricardo Arjona. Nada más cierto.
Sin embargo, desde tiempos remotos, el hombre ha buscado y sigue buscando encontrar la pócima mágica que le permita aumentar el deseo sexual y mejorar el goce erótico, en algunos casos a través de productos químicos, en otros con alimentos denominados afrodisíacos, a los que se les atribuyen estas bondades. También se habla de bebidas y fragancias, recomendaciones que en su mayoría no tienen sustento científico, sólo experimental, y en otros obedecen a tradiciones ancestrales, creencias populares. Muchos aseguran que su consumo les da resultado, pero esto parece estar más ligado a un aspecto mental que físico.
Cuando las parejas hablan de pérdida de la pasión o del deseo sexual, procuran la solución tomando pastillas milagrosas, bebiendo pócimas, pero el tema no es tan fácil.
El deseo y el amor resultan en la práctica el más eficiente afrodisíaco. “Es difícil irnos a la cama y obtener placer si no tenemos deseo de estar con esa persona. En consecuencia podemos afirmar que no hay mejor afrodisíaco que el deseo y el amor”.
Fuente: La República.pe