Si nos seguís en Instagram habréis visto que hemos estado unos días en Galicia. Entraba en nuestros planes la visita a alguna bodega de la zona, no podíamos desperdiciar la oportunidad ya que estábamos allí. Teníamos varias opciones de actividades relacionadas con el enoturismo. La Ruta do Viño Rias Baixas ofrecía unas interesantes excursiones: “Bus do Viño”, en las que pasabas todo un día visitando bodegas. Pero no nos fue bien por fechas. Aún así nos orientaron de qué visitar por la zona. Aprovechamos ahora para darles las gracias por su amabilidad y por toda las sugerencias que nos dieron para organizar nuestro viaje. Algunas pudimos llevarlas a cabo, otras han quedado como excusa ideal para volver a Galicia.
Así que nos fuimos a visitar su bodega. Una bodega que nace en 1986 como cooperativa formada por una cincuentena de vinicultores y que hoy son ya casi 300, con un riguroso control sobre toda la uva que allí entra confirmando que sea Albariño. Una uva autóctona de Galicia y del Norte de Portugal, blanca, más bien pequeña.
Una explicación sobre las diferentes Denominaciones de Origen que hay en Galicia: Ribeiro, Ribeira Sacra, Monterei, Valdeorras y Rías Baixas, que es a la que pertenece Martín Códax; una introducción al clima y la orografía y una presentación de la uva Albariño, de las viñas y de su cultivo te ponen rápido en situación antes de pasar a ver la bodega.
Una visita dinámica, en la que se puede visitar la llamada sala de los sentidos. Un sugerente nombre para un espacio que ayuda a identificar los aromas más característicos para poder reconocerlos en los vinos que se saboreen o los colores y tonalidades más comunes. Otro espacio diáfano en el que se exponen de forma itinerante obras de arte, alberga algunas de sus botellas más emblemáticas, tanto de vino como de orujo y en la que también se descubre el origen de la etiqueta de Martín Códax Albariño un trovador gallego a quien homenajean.
Pasamos también por los depósitos, alguna barrica, y el resto de las instalaciones que pueden verse y que tienen un interés para finalmente llegar a la sala donde se disfruta de una degustación dirigida por alguien del equipo de enoturismo de la bodega. De esta forma complementamos la visita. ¿Que mejor manera que poner en práctica alguna de los conocimientos aprendidos? En nuestro caso fue Luciano Amoedo quién nos ayudó a profundizar un poco más en el mundo del Albariño, ya que es un gran conocedor. Nos explicó como vive del, para y por el vino, transmitiendo de forma cercana su sabiduría mientras que habla de la acidez del vino, del tiempo que tarda en ver la luz, del tiempo que permanece con lías o en madera y del dulzor de la Botritis. Una pasión serena que es la que mueve a Martín Códax y su equipo a seguir buscando la mejor fórmula para exprimir al máximo el potencial de esta uva. Degustamos 4 de sus creaciones: Martín Códax Albariño, Martín Códax Lías, Organistrum y Martín Códax Gallaecia. Cada uno con personalidad propia, diferentes entre si, con más o menos graduación, con diferentes edades. En común, la uva y la calidad. Te gustará más uno que otro, se amoldará más a tu paladar el Organistrum o el Martín Códax Lías, o quizá te llame la atención el Martín Códax Gallaecia o incluso pruebes por primera vez el Martín Códax Albariño. Da igual, seguro que en cada uno de ellos encontráis el reclamo necesario.Siempre se aprende algo en estas visitas. Aunque se hayan hecho bastantes. Como dicen el refrán “Cada maestrillo tiene su librillo”. Así, cada bodega, cada enólogo, cada denominación de origen funciona de una forma diferente. Algunas de ellas se adaptarán al entorno de la manera más beneficiosa, otras lo harán mediante una legislación o condiciones más o menos flexibles y otras pondrán la parte humana con la subjetividad de sus criterios. Esta mezcla dará un resultado diferente en cada lugar y para cada vino. En Martín Códax, la convivencia es acorde.