Neros Blanco 2021

No hace muchos días que lancé la entrada del Eruelo, y paso hoy a comentaros mis opiniones sobre otro de los vinos de la bodega Señorío de Valdesneros, su vino blanco Neros. Como ya os hablé de la bodega en la entrada anterior, a ella me remito, no sin antes hacer mención al vino por el que la bodega es mas conocida, su «icewine» o vino de hielo Amantía. Es un vino naturalmente dulce, elaborado con uva tempranillo de vendimia tardía, diciembre o enero incluso, buscando temperaturas bajo cero, muy propias de esa época en la meseta castellana. La uva se vendimia congelada, y se prensa también congelada, para concentrar el mosto. Según comenta Rubén Montero, enólogo de la bodega, en una entrevista a Diario Palentino (*): cuando llega a tres o cuatro grados bajo cero «se comienzan a formar cristales de hielo que, con el prensado, se quedan sujetos dentro de la pulpa de la uva». Gracias a ello, suelta un mosto «mucho más concentrado, tanto en azúcares como en ácidos». Tiene una producción de alrededor de 1500 botellas, los años que se puede elaborar, ya que la climatología es vital en su vendimia, y está en el debe de mis vinos de Arlanza, espero que no tarde en caer. Es una rareza que sobre todo disfrutan en el extranjero, pero también en las cartas de vinos de restaurantes españoles que buscan vinos dulces singulares.

Como el Cortinero o el propio Eruelo, tienen una versión mas contemporánea y llamativa en una segunda línea de la bodega, en la que las ilustraciones del palentino Diego Nestar, «El Dimitri», hacen un homenaje a la fauna palentina, con unas etiquetas llenas de colorido y personalidad, un gran traje a medida para los vinos de Valdesneros.

El Neros Blanco 2021, está elaborado por la Bodega Señorío de Valdesneros, desde Torquemada y perteneciente a la D.O. Arlanza. Es un coupage principalmente de viura y albillo, pero en él podríamos encontrar muchas más castas, al provenir de los viñedos más antiguos de la bodega. Es un blanco que fermenta con levaduras indígenas y que se afina con una crianza con sus propias lías, además de un paso por barrica de cuatro meses.

Presenta un color dorado muy pálido, sin restos de las lías, con un voltaje de 12,5 grados; buena intensidad aromática, fruta blanca de hueso, moderno, leve toque tostado que haría pensar en un leve paso por barrica, aunque no se contempla en la web; amplio en boca, buena acidez, cuerpo medio, con una muy discreta persistencia en boca, franco y sereno, vino que refleja la zona castellana de la que procede. A seguir en añadas venideras. Dar las gracias otra vez a Andrés Septién por traerme la botella de tan lejanas tierras.