La tarta de queso es todo un clásico y que admite múltiples combinaciones, tanto en la propia masa de relleno como en la cobertura.
Si bien en España es común llamar este postre como “Tarta de queso”, en otros lugares del mundo corre por distinto nombre, como Cheesecake en países de Sudamérica como Argentina, Perú o Chile, Pay de queso en México, o Torta de queso en Venezuela.
Sea como fuere, este es uno de los primeros postres de los que tenemos constancia en la historia en los que se prepara a base de lácteos en distinto formato que la leche, encontrando menciones al mismo ya en la época de los Juegos Olímpicos en Grecia.
La verdad es que, en un principio, pensara en preparar este postre con un recubrimiento de kiwi bien triturado y mezclado con gelatina para que tomase consistencia.
El problema es que para poder hacer eso hay que cocinarlo y, en ese punto, la fruta se oxida, tomando un color amarronado.
De esa forma, si queremos que tenga un aspecto final a kiwi, entonces tendremos que añadir unas gotas de colorante y, aunque los colorantes alimenticios son totalmente de fiar, la verdad es que no me apetecía añadir “cosas raras”.
De ahí que decidiese cubrir esta tarta con trozos de kiwi tal cual, y añadirle una capa final de gelatina neutra para que aguantase el aspecto tras varias horas de frío, necesario para que tome consistencia.
El aspecto final, aunque ganará en consistencia cuantas más horas de refrigeración le demos, es algo menos “bien formado” que si empleamos gelatina en su interior y también en la cobertura si la hacemos en plan mermelada como dije antes.
No sé a vosotros, pero a mí siempre me gustó la perfecta imperfección de las cosas, algo que puede sonar a contrasentido, pero que yo denomino así a ese aspecto que toman muchas cosas que, lejos de estar perfectamente alineados y rectilíneos, tienen imperfecciones en sus formas, lo que les da un aspecto más natural.
En fin….vayamos con la receta.
Tarta de queso y kiwi
- Dificultad: Fácil
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Tipo de receta: Horneado
Tiempo empleado:
- Preparación: 30 minutos
- Horneado: 30 minutos
- Tiempo total: 60 minutos más varias horas de refrigerado
Porciones: 8
Información nutricional por cada porción:
- Energía: 570 kcal
- Grasas: 24,7 g
- De las cuales saturadas: 22,9 g
- Carbohidratos: 52,5 g
- De los cuales azúcares: 35,7 g
- Fibra: 3,0 g
- Proteínas: 7,9 g
- Sal: 0,6 g
INGREDIENTES:
- 240 g. de galletas
- 120 g. de mantequilla
- 280 g. de leche condensada
- 200 g. de queso de untar
- 200 g. de nata para montar
- 1 huevo M-L
- 4-5 kiwis
- 90 g. de azúcar
- 3 hojas de gelatina
PASOS:
- Precalentamos el horno a 1810º C si tiene aire interior o a 200º C si no lo tiene.
- Forramos con papel ele fondo de un molde desmontable de 20-21 cm. de diámetro.
- Trituramos 240 g. de galleta.
- Derretimos 120 g. de mantequilla.
- Mezclamos galleta y mantequilla formando una pasta.
- Forramos la base del molde con esta mezcla.
- Vamos a alternar el borde lateral con galleta y si ella.
- Batimos en un bol el huevo M-L junto con 200 g. de queso de untar y 280 g. de leche condensada.
- Montamos aparte 200 ml. de nata líquida.
- Mezclamos todo con movimientos suaves envolventes.
- Incorporamos la mezcla a nuestro molde con la galleta.
- Dejamos un pequeño borde sin cubrir.
- Llevamos al horno por una media hora.
- Sacamos y dejamos templar.
- Cuando vaya templada pelamos y cortamos en rodajas 4-5 kiwis.
- Los colocamos por la superficie de la tarta.
- Hidratamos en agua 3 hojas de gelatina por varios minutos.
- En un cazo, a fuego medio, echamos 90 g. de azúcar junto con un pequeño chorro de agua.
- Cuando la gelatina vaya bien hidratada la añadimos al azúcar del cazo y mezclamos bien.
- El líquido que se forma lo vamos esparciendo sobre la superficie de las rodajas de kiwi.
- Con las rodajas bien cubiertas, llevamos nuestra tarta a la nevera por varias horas.
Vamos allá con el paso a paso fotográfico:
Mientras encendemos el horno a 180º C si tiene aire interior y 200º C si no lo tiene, tomamos el molde que vamos a usar. Yo voy a partir de un molde desmontable de unos 20-21 cms. de diámetros
Para facilitar el cortar las porciones luego, y también para evitar rayar la base, voy a cortar un círculo de papel de hornear de las medidas de la base.
Colocamos el papel cortado ya en su base con el molde listo. Es buena idea darle un par de gotas de nada de aceite por debajo al papel, para que se agarre mejor a la base cuando estemos distribuyendo la galleta picada.
Yo voy a emplear galletas de las que suelo usar en casa, integrales y sin azúcar, pero vosotros podéis emplear las que tengáis por casa. No merece la pena comprar galletas aparte para esta preparación.
Vamos a triturar unos 240 g.
Nos debe quedar todo bien triturado, como arena fina, sin grumos ni partes enteras.
Esta galleta la vamos a mezclar con mantequilla derretida. Hay quien prefiere hacerlo con mantequilla simplemente reblandecida. A mí me parece que se mezcla mejor si va en líquido. Metemos 120 g. unos segundos al microondas.
No es necesario esperar a que se derrita por completo dentro del propio microondas, pues corremos el riesgo de quemar la mantequilla. Es mejor sacarla cuando le falte un poco por derretir y luego mezclarla bien aprovechando el propio calor.
La mezclamos bien hasta que no queden partes sin derretir.
Añadimos esa mantequilla derretida a nuestra galleta triturada.
Podemos servirnos de la propia cuchara para empezar a mezclar. Se nos pegará menos a las manos.
Luego ya con las propias manos vamos acabando de mezclar hasta que tome un aspecto como de masa compacta. Ese será el momento en el que podremos empezar a distribuirla por la base.
Vamos colocando masa de galleta por toda la base. Es bueno distribuirla bien, para evitar luego que nos queden zonas muy altas de masa y otras más bajas.
Ayuda a dejarla en su aspecto final el ayudarse de un vaso. Apoyamos su base plana en la propia galleta y le vamos dando forma.
Ya vemos como nos queda toda distribuida.
Bien, ahora viene la singularidad de esta tarta. Tenemos varias opciones aquí. Una sería dejarla tal cual, sin más galleta. Otra sería darle un borde todo alrededor con la propia galleta, y otro, el que vamos a hacer aquí, alternando borde de galleta y sin él. Se me ocurrió como forma algo más original. Pero vosotros emplead la que más os convenza. Yo voy a dividir la circunferencia de la tarta en cuarterones lo más iguales posibles, 8 en concreto, que serán las 8 porciones de la misma. Para ello me sirvo de palillos largos de brocheta y delimito las zonas.
Con las zonas marcadas, colocamos en ese borde del molde una pequeña porción de galleta triturada y le damos forma con el propio vaso.
Debe ocupar el largo que nos marca la porción con los palillos.
Vamos sacando, con una cuchara pequeña las partes que nos sobren.
Así vamos dando un mejor acabado final.
Bien, con la base de galleta lista sobre el molde, vamos allá con el relleno. En un bol echamos un huevo M-L, junto con unos 200 g. de queso de untar.
Añadimos también leche condensada, unos 280 g. Lo batiremos bien hasta que se mezcle.
Una vez batido, o mientras tanto si disponemos de un robot de cocina, vamos a montar los 200 ml. de nata, que debe estar bien fría. Tenemos que saber que nata hay de dos tipos: para cocinar, con 18% de grasa y para montar, con el 35%. Si intentamos montar nata para cocinar, por su menor contenido en grasa será muy difícil que lo consigamos.
Tras unos pocos minutos ya la tenemos lista, bien montada, que forme como surcos permanentes. No le añadimos azúcar.
Se la vamos a añadir a la mezcla anterior de huevo queso y leche condensada.
Lo haremos de manera suave, con movimientos envolventes, nunca con la propia batidora, sino se nos bajará el montado de la nata.
No es necesario mezclarla mucho, simplemente que dejen de verse los trozos de nata montada. Deben estar bien integrados, pero cuando llegue ese momento, dejamos de remover.
Incorporamos nuestra mezcla al molde con la base de galleta.
Debemos dejar como un pequeño borde sin cubrir, espacio que luego nos ocupará el kiwi. la llevamos al horno precalentado por una media hora.
A la masa que sobra yo siempre le hago la “prueba del algodón”. La probamos y si una masa antes de hornear está buena…..luego estará genial.
Aunque también le podemos añadir las galletas trituradas que nos sobraron antes…
Esto ya está de vicio….¡Céntrate Juan!….que nos desviamos del tema y nos van a dar las uvas y nosotros sin la tarta…..:-(
Una vez pasada esa media hora de horno sacamos nuestra tarta de queso y la dejamos que se enfríe un poco antes de aplicarle la cobertura.
Para la cobertura tampoco hay prisa ya que, aún después de hornear hay que dejar que enfríe un poco. Cuando esté fría/templada nuestra tarta vamos a pelar cuatro o cinco kiwis y los cortamos en rodajas finas.
Tenemos todos cortados.
Podríamos dejar nuestras rodajas de kiwi sin más sobre la superficie, lo que pasa es que como luego va a ir a la nevera a tomar consistencia la tarta, el kiwi nos tomará un aspecto como muy apagado por efecto del frío. Entonces, para recubrirlo un poco y salvaguardarlo del propio frío, vamos a usar gelatina neutra, que nos ayudará también a que tome algo más de consistencia la tarta. Tomamos unos 3 hojas de gelatina neutra y las remojamos en agua fría por unos minutos.
Las cubrimos bien de agua fría.
Mientras pasan esos minutos vamos cubriendo nuestra tarta de las rodajas de kiwi.
Ya nos queda todo bien recubierto.
Vamos a preparar la gelatina. Echamos en un cazo unos 90 g. de azúcar normal blanco junto con un pequeño chorro de agua.
Lo ponemos a fuego medio y ya vemos como se va haciendo.
Cuando las hojas de gelatina, pasados unos minutos en agua, estén bien hidratadas, y las notemos muy blanditas, las escurrimos bien y las añadimos al cazo con el azúcar al fuego.
Removemos todo bien para que se mezcle totalmente.
Lo sacamos fuera del fuego y ya vemos que no hay rastro de las hojas de gelatina. Si todavía quedasen restos, habría que seguir mezclando bien.
Vamos a ir distribuyendo bien esta mezcla por la superficie de la tarta, por encima de las rodajas de kiwi.
Nos queda todo bien distribuido. Ahora ya es cuestión de darle frío por unas horas en la nevera. Incluso podría hacerse de un día para otro.
Este molde no es de los de apretar, sino que la base va colocada simplemente sobre el soporte, de tal forma que para desmoldarla hay que despegar esa base de los bordes. Puede hacerse con un golpe seco sobre un soporte de menor diámetro.
Y así nos queda finalmente nuestra tarta de queso con kiwi.
Buen provecho internautas….¡y feliz 2017!
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