Una tarta de requesón y albaricoques muy sencilla y rápida que carece de dificultad y sin embargo nos proporciona grandes satifacciones.
Lo mío no es la repostería, no por una especial incapacidad (soy más o menos igual de elevadamente incapaz que para casi cualquier otra cosa) o por cuestiones religiosas, intolerancias o alergias (lo único que no tolero es el apio y las canciones de Celine Dion), sino porque no me atrae especialmente.
- Yo soy de los que desayuna fruta y yogur y si hago algún desayuno especial es salado.
- Yo soy de los que nunca pide postre en los restaurantes.
- Yo soy de los que de niño prefería un pepinillo en vinagre a una piruleta (sí, ahí comenzó ese hiriente mote de "vinagre" y un supuesto parecido en mi carácter con un tal Mr. Scrooge).
Así que el apartado dulce de este blog, salvo algún ataque golosón que me entra, suele estar representado por otros colaboradores, como es el caso de hoy, en el que Pendiente de Diagnosticar, ósea, mi mujer, toma el mando para mostrarnos una tarta muy sencilla de realizar (totalmente cierto) y que ha funcionado muy bien. De hecho y para ser imparcial la llevé a mi trabajo, que es un lugar poblado de conocidos golosos y fue un éxito.
En este caso partió de una receta que leyó en una revista, Cocina fácil, lo que ocurre es que en la versión original la tarta era de cerezas y simplemente hemos sustituido a estas pequeñas cerezas por albaricoques. Rojo por naranja, el resto ha sido igual, ¡prueba a sustituir tú mismo los albaricoques por otra fruta!.
La verdad es que es sencilla, tiene una estética muy casera, muy de peli de sobremesa. Tiene fruta, tiene requesón... ¡hasta a mí me ha gustado mucho!.
Ingredientes:
- 1/2 Kilo de requesón.
- 400 gr. de albaricoques.
- 4 huevos.
- 2 Yemas de huevos.
- 150 gr. de azúcar.
- 150 gr. de almendra molida.
- 2 Hojas de gelatina.
- Mermelada de albaricoque.
- 1/4 Litro de zumo de naranja.
- 1 Limón.
Elaboración:
1.- Precalentamos el horno a 180ºC y forramos con papel sulfurizado (o equivalente) las paredes y el fondo de un molde de 22 cm (evidentemente puedes utilizar otro tamaño, pero entonces no respondemos del resultado final, a no ser que lo mejores, en cuyo caso seguro que es gracias a nosotros). Rallamos la piel del limón (lavadito, claro).
2.- Separamos las yemas de las claras. Batimos las 6 yemas hasta que doblen su volumen. Añadimos la ralladura del limón, el requesón escurrido y desmenuzado y la almendra molida. Removemos hasta obtener una mezcla cremosa.
3.- Montamos las 4 claras a punto de nieve e incorporamos con movimientos envolventes.
4.- Vertemos la masa en el molde y horneamos durante 55 minutos. Retiramos y reservamos.
5.- Hidratamos la gelatina, limpiamos los albaricoques, los cortamos en trozos grandecitos; calentamos en un cazo el zumo con la mermelada y a continuación agregamos la gelatina y removemos hasta disolver. Retiramos y añadimos los albaricoques. Cuando la mezcla se temple, volcamos sobre la tarta y repartimos bien. Hay que dejar enfriar 6 horas en la nevera.