Revista Cocina
El estilo para nosotros engloba mucho más que el saber combinar diferentes prendas. Es el modo de vida por el que se rige todo a nuestro alrededor. E indudablemente la gastronomía es una de las artes en las que mejor podemos reflejar nuestro estilo.
Es común que quien cuida su imagen y vestimenta, haga lo propio cuando se sienta en la mesa. En los últimos años el estilo de vida Gourmet ha ido haciéndose un hueco en nuestras vidas y hemos aprendido a valorar manjares que antes pasaban desapercibidos ante nosotros.
España es uno de los rincones del mundo donde podemos obtener una gran variedad de productos de la más alta calidad: Carne, Marisco, Queso, Jamón, Aceite, y un largo etcétera son parte imprescindible de nuestra cultura gastronómica.
Hoy nos centraremos en el Aceite de Oliva, el llamado por muchos Oro líquido de nuestra tierra. Ese líquido de color intenso y suntuosas formas presente en nuestros platos más de lo que creemos.
En España, y sobre todo en Andalucía son muchas las personas y empresas que viven de él. Pero la alta y feroz competencia e inevitable lucha de precios nos ha sumido en una maraña ininteligible de variedades y calidades.
Al margen de este contexto ha surgido Aristoliva. Una nueva empresa que llega al mundo del aceite de oliva con el ánimo de marcar diferencia, conjugando tradición y estilo. Afincados en Sevilla, en el corazón del valle del Guadalquivir, en tierras de gran tradición olivarera, pretenden llegar al paladar más exquisito ofreciendo una producción limitada de Aceite Virgen Extra y Monovarietal, basados en una plantación de las variantes Lechín, Manzanilla, Arbequina y Marteña.
Pero en un mundo dominado por la imagen y el sentido de la vista, desde Aristoliva tienen claro que hoy día no vale con crear un buen producto, y son conscientes de la importancia que tiene, además, hacer valer su marca y filosofía, y transmitirla a sus clientes.
Sabiendo mezclar tradición y tecnología en su justa medida, esta empresa elabora el aceite de oliva mediante la explotación de su limitada plantación olivarera. Además, la escrupulosa recolección del producto natural es realizada a mano y su tratamiento posterior (Almacenaje, embotellado, etiquetado, etc) es también elaborado de forma minuciosa.
Impresiona comprobar como sus jóvenes fundadores, Pablo Sanchez y Alejandro Antonietty, tienen claro su objetivo y limitaciones a la hora de enfrentarse a una industria tan consolidada como esta. Pero cuando, hará unas semanas, tuve oportunidad de charlar con ellos pude notar su entusiasmo y motivación por conseguir sus objetivos y ampliar su actividad en este sector.
Ambos quisieron dejar claro que con esta marca y producto tratan de transmitir su filosofía de vida y tradición. Prueba de ello es que están sabiendo posicionarla allá donde van...
Arriba vemos al torero Juan José Padilla junto con Alejandro Antonietty portando una botella de Aristoliva.
Como no quería ser menos, yo también quise probar este aceite y en pocos días tenía mi botella de Aceite de Oliva Virgen Extra Marteño. Ya sabéis que me gusta hablar con conocimiento de causa y que además soy amante de la buena gastronomía por encima de muchas cosas.
Hablemos un poco de lo que me encontré..
Una presentación sencilla pero cuidada, con una bolsa negra cubriendo la botella.
La botella de cristal es más propia de un buen vino que de un aceite, aunque el producto bien vale esta presentación.
He de decir que en cuanto me llegó, y tras hacer estas fotos, no pude evitar desprencintar la botella y dejar caer unas gotas sobre mis dedos para catarlo. Sin duda su sabor es peculiar. Podríamos definirlo, sin ser ningún experto, entre ligeramente amargo e intenso, incluso algo picante.
A las pocas horas ya estaba echándolo en la ensalada y ayer mismo rocié un poco sobre una provoleta al horno para cenar..
En la parte frontal nos encontramos con un lacre de color rojo con el logo tan aristocrático de la marca. (Me confesaron que incluso este detalle está confeccionado de forma manual)
En la etiqueta frontal encontramos en el extremo superior el número de serie de la botella, y poco más que el motivo icónico de Aristoliva, así como la variedad que esconde en su interior.
En la trasera encontramos toda la información nutricional, así como recomendaciones de almacenaje y los datos de la empresa.
Además de esta presentación embotellada en formato de 500 ml, también encontramos en su catálogo garrafas de 2 L y 5 L.
Si gustas de la buena cocina, los matices y detalles o simplemente quieres hacer un regalo distinto, sin duda alguna merece la pena probar Aristoliva.