Beneficios de la semilla de chía

Poco a poco la chía se está colando en las estanterías de nuestras cocinas. La chía es una planta de América Central que guarda un secreto muy valioso: sus semillas.

Semilla de chía

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Las semillas de chía tienen numerosos usos en la cocina desde formar parte de todo tipo de guisos hasta ser molida para convertirse en harina. Tienen un ligero toque a nuez, que otorga una pincelada de este sabor a los platos en los que queda integrada.

Las semillas son muy ricas en fibra, proteína, calcio, haciéndola muy atractiva para la alimentación. A todo ello hay que sumar que además es la especie vegetal más rica en ácidos grasos Omega 3 (junto al lino). Conocida desde hace más de 4.000 años por los aztecas y los mayas, quienes ya descubrieron las propiedades de este alimento y quienes las usaban como ofrenda a los dioses y para producir aceite para pinturas corporales. Inicialmente era recolectada de plantas silvestres que creían de manera natural, pero con el paso de los siglos pasó a ser un cultivo recurrente. De hecho, los conquistadores españoles la trajeron a Europa para su uso.

La semilla se puede tomar sin moler. Uno de sus atractivos es que es un ingrediente tremendamente versátil que se puede integrar tanto en platos salados como en platos dulces. Además se puede consumir de muchas formas: crudas, en sopas, en purés y en productos horneados. Hervida en agua es un espesante natural que aporta una agradable textura a sopas y salsas. Si se muele la semilla se consigue harina de chía, un enriquecedor nutricional con sabor neutro y con una fuerza adaptable a todas las harinas refinadas de cualquier tipo, que además no contiene gluten, siendo apto para los intolerantes a dicho cereal.

Os animamos a que la uséis en smoothies por su ligero sabor y sus proteínas. Otra idea es añadirla a cereales y muesli en el desayuno.

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