Si no os gusta leer, esto no os sonará de nada. Si, por el contrario, sois ávidos lectores que acumulan decenas de libros en sus estanterías, ya sabéis de qué os hablo. Seguro que lo habéis padecido alguna vez, o más de una (como es mi caso). El bloqueo lector es una especie de crisis literaria en la cual no solo no te sientes con ganas de leer sino que el solo hecho de pensarlo te estresa.
Antes de nada: está bien, no pasa nada, es normal. Como todos los bloqueos, se va igual que ha venido. Llega de forma silencia, cuando menos te lo esperas, te quita las ganas de leer y hace que acabes acumulando un montón de libros pendientes. Te obligas a leer un poco, pero eso solo consigue que le pierdas el gusto y, al final, te acabas sintiendo mal contigo mismo.
Nos ha pasado a todos y todos sabemos que se termina. Pero, ¿cómo? Hay algunos consejos que a mí me ayudan a superarlo y quiero compartirlos con todas aquellas personas que sufren el bloqueo de lector y que se sienten impotentes.
1- Lo primero es lo primero: tranquilidad. La lectura es un hobby, un placer, no una obligación. No, no tienes que leerte todos los libros que existen en el mundo, y nadie puede. Así que, relájate. Es importante que aprendas a quitarte ese peso de los hombros. Ninguna neurona se te va a perder por no leer de vez en cuando.
2- Deja los libros por un tiempo. Tu cuerpo no te pide leer. Es así de simple. Hay temporadas en las que no te apetece ver películas y solo pensar en ver una que dure más de dos horas ya te genera sudores fríos. También hay veces que no tienes ganas de ver una serie. Es lo que pasa con los hobbies, que te tienen que apetecer. No te sientas culpable por que no te entren ganas de leer y dedícate a otras cosas que sí te apetezcan. Escuchar música, pintar, leer revistas...
3- De poco en poco. Ver un libro grueso puede hacernos sentir estrés porque creemos que tenemos que terminarlo en el menor tiempo posible. Pero no es así. Los libros están para disfrutarlos lentamente y saborear cada una de sus páginas. Por ello, lo mejor que podemos hacer es ir de poco en poco. Un día, un capítulo (o lo que sea, depende de lo largos que sean), otro día, otro... Hasta que sintamos que la historia nos atrapa y que necesitamos más.
4- Del mismo modo, prueba con novelas más cortas. Un libro de 600 páginas no es, quizá, lo mejor para evitar un bloqueo lector. Existen novelas cortas, como El Principito, que son más rápidas de leer e igualmente buenas. Uno de los mayores errores, de hecho, es pensar que cantidad es calidad, y no.
5- Escoge un best seller. Los best sellers son novelas que ya han enganchado a millones de lectores antes, luego son historias que te pueden atrapar con facilidad. Quizá pienses que no es lo que más calidad literaria tiene (otro error, según mi punto de vista), pero te va a ayudar a coger ese ritmo. Además, el hecho de saber que hay muchísimas personas a las que les ha encantado puede ser una garantía, y eso ayuda.
6- No tiene por qué ser ficción. Vale que lo que más consumimos sea literatura de ficción, pero no es la única que existe. A veces el problema está en que nos cuesta entrar en la historia por el modo en que nos encontramos, así que no está de más probar con otro tipo de libros. Una biografía de alguien que admires, algún hecho histórico, un libro de estilo de vida (por ejemplo, el de Hygge), crímenes reales, humor, ciencia, curiosidades... La lista es muuuuy larga.
7- Tampoco tiene por qué ser una novela. Las novelas gráficas o cómics también son libros y tienen historias preciosas e ilustraciones impresionantes. Vale que no te gusten los superhéroes, pero no todas las novelas gráficas son así. De hecho, hoy en día son grandes best sellers gracias a Moderna de Pueblo y autores similares.
8- No te obligues. Esto es muy importante. Obligándote a leer solo vas a conseguir el efecto contrario y vas a desvincular la lectura con el tiempo de ocio. Cuando lleguen las ganas, llegarán.
9- Haz de la lectura un momento placentero. A mí me pasó una cosa, y es que yo tenía asociado el irme a la cama con leer antes de dormir. El problema era que la postura era tremendamente incómoda y eso me quitaba las ganas, además de que muchas veces estaba demasiado cansada y cerraba los ojos a mitad de página. Mi mente tenía clarísimo que la hora de leer era la noche y, entonces, no lo hacía en el resto del día aunque tuviera tiempo libre y estuviera aburrida. Eso hizo que ni leyera de día ni leyera de noche. Fue entonces cuando me percaté del problema y decidí probar a cambiar mis hábitos de lectura. La comodidad de leer en otra postura y en otro momento del día hizo que me volviera a aficionar.
Puede que no tengas el mismo problema, pero, aún así, hazlo confortable. Escoge una postura cómoda en un lugar tranquilo. Preparar el ambiente te puede ayudar también. Enciende una vela, perfuma el entorno con un olor agradable, tápate con una manta suave y calentita... Eso hará que el momento sea especial y muy agradable.
10- Juzga un libro por la portada. Vale, este no es un consejo que guste a la gente, pero a mí me ha servido y sé de muchas personas a las que también. Y es que ahora los diseñadores gráficos hacen unas portadas preciosas gracias a las cuales te dan muchas ganas de leer el libro. Aprovéchate de eso para dejar que las ganas de leer vuelvan. Seguro que más de una portada bonita te hace querer tener el libro a toda costa.
Eso sí, haz caso al refrán, que tiene razón.