Si hasta ahora he escrito varios posts (por no decir muchos) sobre los beneficios del yoga (o de sus diferentes escuelas), me gustaría centrar este post, en recordar algunas de las excusas más habituales que suelo encontrarme con las personas que no suelen practicar yoga (o no lo han practicado nunca) y mi respuesta a ello:
1.- Estoy demasiado ocupado para hacer yoga
Si se quiere, se puede. Sacar dos horas a la semana para ir a clase de yoga, o respetar un tiempo diario en casa para realizar alguna sencilla tabla de yoga, pueden ser el principio de una gran relación con el yoga.
Las prisas de la vida moderna, hacen que muchas personas opten por deportes y actividades más dinámicas como correr, bailar, andar… o no hacer nada, pero si a ello le añadimos una dosis de yoga en combinación con ellos, os aseguro que los beneficios se notan, a corto, medio y largo plazo…
2.- No soy lo suficientemente flexible como para hacer yoga.
Sí que es cierto que para llegar a algunos niveles de perfección en determinadas de posturas de yoga se requiere una maestría, pero os aseguro que las personas menos flexibles (inflexibles) pueden acabar siendo más flexibles si practican yoga con regularidad. No importa si se es flexible o no, el yoga mismo os hará ganar flexibilidad, aunque no esperéis resultados espectaculares en menos de 20 sesiones. Estamos hablando de la práctica de yoga como un estilo de vida a lo largo del tiempo. !Garantizado!

3.- Soy demasiado viejo (o demasiado joven) para hacer yoga.
Sí, tal como leéis. He oído de todo. Desde chicas jóvenes contándome que el yoga no era para ellas, ya que necesitaban hacer alguna actividad física con más energía (aunque después de hacer una sesión de yoga conmigo cambiaron de opinión.. jejeje) hasta personas mayores que me contaban que ya era demasiado tarde para ellas. Obviamente mi respuesta fue sencilla y directa: siempre hay una clase de yoga para todos, el único problema quizá puede consistir en encontrar el monitor o guía adecuado (ahí sí que me reservo mi opinión sobre algunos).
4.- Tengo demasiadas lesiones y / u otras dolencias físicas.
Aquí la respuesta sería una ampliación del punto anterior: hay muchos programas de yoga diseñados para personas con diversos problemas de salud como problemas de espalda, estrés, insomnio, recuperación de alguna lesión, enfermedad u operación, enfermedades crónicas, etc.
Por supuesto, siempre es aconsejable consultar con el médico antes de comenzar cualquier tipo de actividad física durante todo proceso de rehabilitación o tratamiento, pero volvemos al punto de antes: siempre hay una clase de yoga para cada persona.
Una práctica regular de yoga puede eliminar los temores y las dudas que tenemos sobre nosotros mismos (sí, tanto a nivel físico como mental), pudiendo llegar a hacer cosas que nunca pensaríamos que antes seríamos capaces.
No hay limitaciones, ni inflexibilidad, ni edad, ni excusas que valgan. Solo tenemos que encontrar el yoga que mejor se adapta a nuestras necesidades, y quizá todavía lo más complicado a veces, encontrar un guía o maestro adecuado para nuestro caso….

¿Y vosotros? ¿Soléis recurrir a alguna de las excusas expuestas en este post? ¿O ya sois amantes del yoga? Estaré encantada de leer vuestros comentarios!!!
Besos desde mi blog!!!