Como cada año se celebra estos días la Mostra de vins, caves, licors i aliments tradicionals en el antiguo cauce del río Turia en Valencia. Esta es ya la edición número 25, lo que la convierte en una de las muestras decanas de este tipo que se celebran a lo largo y ancho de nuestro país. Este año ha adelantado las fechas, quizás para coincidir con una semana en la que los niños están de vacaciones y el cauce del río se llena de familias que aprovechan las bondades que los jardines del Turia ofrece como lugar de esparcimiento.
Nosotros nos acercamos el pasado jueves por la tarde-noche, con la intención de ver a algunos viejos conocidos, picar un poco y comprobar que, un año más, están representadas las mejores bodegas de la comunidad presentando nuevas propuestas. Como siempre en este tipo de entradas, es imposible nombrar a todos los bodegueros y establecimientos que visitamos, pero intentaremos nombrar, sin desmerecer a los demás, a los que más huella nos dejaron.
Lo primero que nos llamó la atención es el poder de convocatoria que tiene la asociación Terres dels Alforins. Era una de las zonas más concurridas de toda la mostra. Estaban casi todas las bodegas representadas, pero ni que decir tiene que en blancos, seguimos siendo fieles al Verdil de Gel de Bodegas Enguera y al Cullerot de Celler del Roure. Con unos y otros hablamos de los proyectos de enoturismo y de la marcha de la asociación, que está empezando a dar frutos muy muy interesantes, que todos podremos comprobar el próximo 20 de abril en el evento que nos tienen preparado…
Otro hecho que queremos destacar es la proliferación de buenos e interesantes proyectos que están surgiendo en Castellón, no sólo a través de la recién nacida Ruta del Vino, sino con propuestas tan interesantes como las de Di Vinos & Viñas con su espectacular Odisea 2012, que recupera la variedad autóctona “bonicaire” y que da como resultado un “blanc de noir” (blanco elaborado con variedades tintas) que no te deja indiferente, con sus notas de frutas rojas a copa vacía. Muy interesante, sobre todo teniendo en cuenta que es una de las pocas bodegas que se atreve con esta técnica en toda la Comunidad Valenciana.
Para picar algo las propuestas son muchas y variadas, pero queremos destacar los buenos embutidos de Utiel y Requena y las “clóchinas” (mejillones pequeños de la zona de Valencia) que degustamos, después de una larga cola, de manos de las chicas del afamado establecimiento “Clóchinas Emilio”, recien tráidas del puerto de Valencia.
En resumen, volvemos a alabar este tipo de iniciativas, que nos atrevemos a tildar de “enoturismo urbano” y que acercan las realidades de las bodegas, sus vinos y sus nuevos proyectos a la gran ciudad y que sirven de escaparate más que sobresaliente para animarnos a todos a apasionarnos con el turismo del vino.