Tod@s esperábamos el desfile de
la cuadrilla por el ruedo antes de comenzar la corrida, esperábamos ver al diestro (bueno, en este caso diestra) con la montera calada, el capote en su sitio y una gota de sudor por su preocupado rostro antes de entrar a matar, pero finalmente no se produjo . . . Y es que claro, las diez de la mañana no es para nada una hora taurina, y en las Baleares (que yo sepa, corregirme si me equivoco) no se celebran corridas de toros . . . El sábado por la mañana, toda España y parte del extranjero, estaba expectante para ver a la Infanta bajar la famosísima cuesta de los juzgados de Palma para entonar el
"mea culpa" delante del canpechano juez Castro . . . Si algun@s de nosotr@s esperábamos ver a una mujer apocada, arrepentida y desolada por los acontecimientos, nos llevamos el chasco del siglo, porque Cristina, tal cual Julio César, llegó, vio y venció . . . Primero que de paseillo nada, eso se lo dejo para Iñaki (todos lo recordaremos siempre bajando tieso como una vara y con cara de estreñido), ella llegó en coche oficial, con escolta incluido, bajó toda sonriente y feliz, saludando a todo Dios, como si vienise a inaugurar un centro comercial . . . yo ya estaba viendo que en cualquier momento, de la puerta del juzgado, iba a salir una niña vestida de payesa con un ramo de flores y una ensaimada, para darle la bienvenida a Su Alteza Real . . .
"Dientes, dientes que es lo que les jode", estaría pensando Cris, parafraseando a
Isabel Pantoja que ya dijo en su momento, cuando se vio en semejantes tesituras, que ella no era menos que la infanta (bueno, que quieres que te diga Isabel, que quieres que te diga) . . . una vez dentro continuó la tomadura de pelo, adoptando la postura de
"no sabe no contesta" y la ya conocida como
"estrategia del amor":
"yo confiaba plenamente en mi marido y firmaba todo lo que el me daba" . . . claro!! y no lo leías porque eres imbécil . . . Iñaki te decía
"firma" y tu firmabas, Iñaki te decía
"toma un millón de euros" y tu lo guardabas en el colchón sin preguntar, Iñaki te decía
"ponte mirando para Cuenca" y tu te ponías sin rechistar . . . porque como lo amabas pues eso, para que protestar . . . Y tras su gran declaración volvió a salir por la puerta, otra vez con una sonrisa de oreja a oreja y al coche de nuevo, probablemente cantando mentalmente:
"Viva yo y mi caballo, es la verdad, viva yo y mi caballo, que mas me da, no pienso cambiar, . . ." (homenaje a Manolo Kabezabolo, un gran cantautor), mientras hacía una peineta virtual a tod@s los estaban allí . . . Y para eso los españoles nos gastamos una
pasta en darle una carrera a la panfila esta, para que luego sea una mujer sumisa que hace todo lo que su marido le ordena . . . En fin querida Cris (retiro lo de querida), que no nos la das, que eres una mangante y que aquí no te cree ni el Rey de España (anda si es papá, da igual, tampoco te cree) . . . así que quédate donde estás, exiliada, porque ya que no vamos a tener la suerte de ver como haces el paseillo a "Alcalá Meco"(aunque es donde deberías de estar), pues por lo menos que no te veamos por aquí luciendo el palmito como si nada hubiera pasado . . . Y para celebrar que hemos visto a una infanta de España sentada en el banquillo, haciendo uso de lo de
"la justicia es igual para todos" (aunque yo diría que, mas bien, es parecida) os traigo unos bollos de chocolate buenísimos que lo mismo os valen para el desayuno, para el postre o para una deliciosa merienda
CrinklesIngredientes:
- 250 gr de chocolate
- 60 gr de mantequilla
- 2 huevos
- 130 gr de azúcar
- 240 gr de harina
- Una cucharadita de levadura
- Azúcar glas
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Derretimos el chocolate con la mantequilla. Batimos los huevos con el azúcar hasta que hayan blanqueado y doblen su volumen. Añadimos el chocolate y mezclamos bien. A continuación añadimos la harina mezclada con la levadura y pasada por un tamiz. Mezclamos bien con una cuchara de madera hasta obtener una masa homogénea. Metemos en la nevera la mas unas cuatro horas. Con la masa fría hacemos unas bolas y las rebozamos bien en azúcar glas. Pueden ser del tamaño que queramos. Colocamos en una bandeja con papel vegetal y horneamos con el horno precalentado a 180º arriba y abajo, durante unos veinte minutos.
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