Revista Cocina

El tamaño sí que importa. colecho

Por Sariqui @CocinadeSariqui
Antes de nacer Jordi no me hubiera planteado meter al peque a dormir con nosotros. Es más, cuando alguna amiga me decía que si se despertaba su peque por la noche lo ponían a dormir con ellos, les decía: 'No sabes lo que haces, se va a acostumbrar y no querrá dormir nunca en su cama'. Eso es lo que siempre había escuchado decir a las 'mentes sabias' y lo pensaba seguir a pies juntillas. Es más, jamás había oído hablar del colecho.
EL TAMAÑO SÍ QUE IMPORTA. COLECHO
Pero poco antes de tener al peque, una amiga me incluyó en un grupo de facebook sobre el parto respetado y allí empecé a escuchar a hablar del colecho y empecé a verlo con otros ojos, aunque no me sentía cómoda para llevarlo a la práctica con un bebé recién nacido por miedo a aplastarlo, aunque había la posibilidad de acoplar una cunita a nuestra cama. Pero la minicuna de bambú que le había preparado a Jordi era tan bonita que tenía que usarla sí o sí.
Cuando nació hicimos piel con piel durante los dos días de ingreso, incluido por la noche. Esa fue nuestra primera experiencia de colecho. Pero al llegar a casa, ya todos vestidos, llegó la noche y lo metimos en su cunita. Fue soltarlo y empezar a llorar sin parar, así que dormí con él encima de mi pecho toooooda la noche. Al día siguiente volvimos a repetir la operación y lo mismo.
El tercer día me resistía a volver a maldormir de nuevo, así que lo envolví como un canalón y lo metí en su cunita y como la seda. He de decir que desde el principio Jordi ha dormido bastante bien, cada vez más horas del tirón, pero cuando le sale algún diente, está malito o por cualquier otro factor se despierta y le cuesta volver a conciliar el sueño si no es con teta. Al principio me levantaba, me sentaba en el sofá y me quedaba despierta hasta que conseguía que se durmiera. Y a veces, al dejarlo se despertaba y vuelta a empezar. Entonces empecé a meterlo en la cama y así se dormía en seguida, con la idea de pasarlo luego a su cuna. Pero mamá osa tenía más sueño que el bebé oso y acabábamos los dos durmiendo como troncos toda la noche. Así empezó mi experiencia con el colecho.
Un colecho intermitente e involuntario que ha seguido durante estos casi once meses con Jordi. El mes pasado decidimos cambiar el canapé por problemas de espalda y Víctor pensó que ya que hacíamos la inversión podíamos ampliar el tamaño de nuestra cama: '¡Qué ilusión! Poder dormir los tres a pierna suelta y con espacio suficiente'.
Pues fue encargar la cama (una maravilla de 180 cm de ancho) y empezar a dormir todas las noches del tirón de 20.30 a 8 h, sí todo un lujo, pero ahora que ampliamos el tamaño de la cama...'No importa, así dormiremos más anchos', pensamos, pero cuando llegó la cama, esa misma noche Jordi se despertó a la 1 de la madrugada. 'Jajaja, os pensábais que me iba a quedar sin probarla'. Así que seguimos con nuestro colecho intermintente e involuntario, pero por lo menos ahora estamos todos cómodos.
Recientemente he leído un artículo de Para el bebé que relata los verdaderos beneficios del colecho para los peques y aunque nosotros no lo practicamos al 100% me parece super interesante.
¿A favor o en contra? ¿Hacéis colecho? ¿Habéis cambiado la cama o habéis unido otra? ¿Cómo lleváis las críticas?

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