Revista Cocina
Emilio Rojo es, a decir de quienes lo conocen y según nos cuenta Mariano Fisac en su libro "Galicia Entre Copas", un personaje peculiar con una forma particular de elaborar, presentar y vender su vino. Hijo de viticultores, un buen día decide dejar su trabajo como ingeniero en una multinacional y volver a su tierra para dedicarse a la viña familiar. Un pequeño viñedo de suelos de granito y arena en los que hay plantadas cepas de Albariño, Loureiro, Treixadura, Torrontés y Lado, con unos 30 años de edad media. Rendimientos muy bajos y una producción de unos 3500 litros, junto con la fama de ser el vino blanco preferido de Woody Allen, y el aura de frikismo y misticismo que rodea al personaje, hacen que hacerse con alguna de estas botellas no sea nada fácil, y que su precio esté en consonancia.El vino se elabora únicamente con las uvas procedentes de su pequeño viñedo, con los mínimos tratamientos agresivos en la viña, con fermentación en acero inoxidable donde hace una crianza de unos 17 meses con sus lías, y sale al mercado después de unos dos años de reposo en botella.Ya desde hace bastante tiempo tenía ganas de probar este vino, y por fin pude hacerme con un par de botellas en la versión online de la tienda que Roberto Juncal regenta en Pontevedra.Emilio Rojo 2015 (DO Ribeiro, blanco con crianza con sus lías, 65% Treixadura, 10% Loureiro, 15% de Albariño, Lado y Torrontés; Emilio Rojo) es un vino de un bonito color amarillo alimonado con reflejos oro pálido. En nariz revela una buena intensidad, con predominio inicial de fruta blanca seguida por ciruelas, manzanilla, cera y hierbas aromáticas. En boca es glicérico, frutal, con buena acidez, elegante y rico.No todo el mundo comparte la forma que tiene Emilio Rojo defender su forma de trabajar y de presentar y difundir su vino. Esas discusiones las dejo para los más entendidos. A mí es un vino que me ha gustado, muy rico y que tiene mucha calidad, pero del que esperaba algo más, dadas las expectativas que tenía y que el vino genera a su alrededor. ¿Me ha gustado? Sí. ¿Creo que es un muy buen vino? Sí. ¿Volvería a pagar lo que cuesta? No lo creo.