Pues hacía tiempo que teníamos pendiente esta entrada y nos resistíamos un poco a hacerla. ¿Por qué? pues porque luego nos decís que últimamente nos ha dado por meter mucha caña pero es que no podemos evitarlo: estamos ante de las peores hamburguesas de Madrid.
Sitio molón. Hay que tener en cuenta que es de los mismos que la sala de concierto Costello Club pero nada que ver. Más bien es un sitio para hipsters con hijos: moderno, con música, camareros jóvenes que van de guay aunque son muy lentos, terraza (algo muy importante hoy en día para que la gente diga que un sitio es bueno), mesas amplias y buena decoración. Además está en Madrid Rio, justo al lado del Matadero por lo tiene todo para triunfar. El único problema es que sus hamburguesas son entre mediocres y muy mediocres.
En la carta, además de las hamburguesas, hay bocadillos, ensaladas, tataki y tartar de atún, costillas y algún que otro plato como berenjenas, nachos, bravas, hummus y crujientes de pollo que fue lo mejor que probamos y estaban bastante ricos. También probamos el Surtido de Hummus con pan de pita, cuatro tipos de Hummus: normal y de guisantes (bastante ricos), berenjena (que no sabía a nada) y remolacha (que sabía a tierra).
Y lo interesante: las hamburguesas. Todas vienen con patatas y con el punto de la carne "a la chef", esto es, como le da la gana al cocinero tirando a muy hecha. El pan se puede pedir en mollete y en americano y, además de las típicas hamburguesas, tienen alguna especial como la Lechón que consiste en carne de lechón asado a baja temperatura y mechada... fue un tremendo error, la pedimos en pan mollete y parecía un bocata de carne con poco sabor, el pan chorreaba como si la carne hubiera sido pasada por debajo de un grifo y metida dentro.
El resto tampoco se salvaron. El pan americano era muy normalito, seco y se rompía... quizá un pequeño tostado no hubiera estado mal. Y como la carne no era buena pues el conjunto tampoco. Tomamos una Clásica y probamos también la Mexicana, tan de moda últimamente, y que viene con guacamole.
También catamos la Ibérica en pan de mollete que parecía un bocata y tampoco estaba nada decente.
El servicio joven y desorganizado. Es lento y al final de la comida, sobre las 3:30 de la tarde, con el local repleto y cola en la puerta, estaba desbordado.
Las hamburguesas, eso si, no son caras. Hay una pequeña de 100 gramos por 6 euros y el resto van desde los 7,3€ de la clásica a los 9,8 de la Gran Cajuna que es de 250 gramos (la lechón 8 euros). Pagamos por todo unos 55 euros. Al mirar la comanda nos habían puesto bebidas de más y cuando lo reclamamos no nos hicieron ni caso, tuvimos que levantarnos a la barra a hacerlo y, casualmente, una persona de la mesa de nuestro lado estaba reclamando que le habían cobrado de más y los mismos conceptos que a nosotros...