Revista Cocina

La manera de hervir una langosta

Por Miguel @MiguelJaraBlog

La manera de hervir una langostaEstoy leyéndome el libro de Thom Hartmann publicado recientemente por Icaria Las últimas horas de la vieja luz del sol. La crisis ambiental y cómo salvar el futuro. Una metáfora, que ya había oído en algún otro sitio contada de similar manera, me ha llamado la atención. Resulta que es posible cocer las langostas despacio. Si se introduce una langosta, pieza de codiciado marisco, en una olla de agua fría y luego se pone el fuego al mínimo, a medida que la temperatura sube la langosta se queda dormida y acaba cocinada.

El otro método que, al parecer es el más utilizado por ser más rápido y quedar la carne más jugosa, es meter la langosta viva en el agua hirviendo. Se arma mucho más jaleo, claro. De alguna manera es lo que está sucediendo. Durante años buena parte de la población de los países llamados desarrollados, como se supone que es el nuestro, se ha dormido en una olla cuya agua se calentaba a una velocidad tan lenta que casi nos daba gustito. No íbamos a estar más sabrosos pero sí que íbamos a dormirnos, a morir de manera placentera. Pero el control de los mandos de la cocina ha caído en peores manos y les ha dado por acelerar el proceso de coción.

Muchas familias hoy en España y muchos países que dormían el sueño hedonista del hiperconsumo han caído de repente en la olla hirviendo y el jaleo se está montando. Es necesario que el proceso que una parte importante de la ciudadanía ha emprendido por hacerse con el control de la cocina sea más incisivo. Que las distintas corrientes gastronómicas coincidan en la misma cocina. La mesa está servida.

 


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