El sábado pasado tuvimos el primer taller presencial, 1.0, cara a cara y offline en Bilbao, para preparar y tomar el té de las cinco. Todo muy fino, pero en realidad el objetivo era pasarlo bien y ponernos morados a merendar.
Misión cumplida:
A mí no me gusta hablar, y menos bien de mí misma (hago de todo para intentar evitarlo), pero la ocasión lo requiere y el curso resultó genial: la comida, el ambiente, la música, la vajilla y sobre todo las personas que fueron hasta allí a cocinar y disfrutar.
Hicimos un cake de té y frutas rindiendo homenaje a Maritxu la marquesa (de la que aún faltan los capítulos más interesantes), scones con crema y mermelada, sandwiches de pollo al curry, salmón y pepino, todo regado con té y un cóctel txirene como colofón final.
Para que no seáis menos, pondré aquí el lunes la receta del cake, el llamado "Plum cake superior" en el libro Confitería y Repostería, de María Mestayer, alias la marquesa de Parabere de 1930. Con alguna innovación.
Mientras, podéis hacer en casa la receta de los scones señoritingos, sacar las tazas de porcelana de la abuela y preparar un buen té como dios manda, que tal y como dice Maritxu en su libro, no es tan fácil como parece:
Manera de hacer el té
Confitería y Repostería, María Mestayer de Echagüe, marquesa de Parabere. Bilbao, 1930
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... Tal vez parezca innecesaria esta receta, ya que todo el mundo cree saber hacer té. Pues yo afirmo y certifico que son contadas las personas que saben hacerlo, y más contadas aún las casas donde saben saborearlo (fíjense: no hay que confundir saborear con tragar).
Además de la buena calidad del té hay dos cosas esenciales para hacerlo bueno: la tetera y la temperatura del agua. La tetera, que ha de ser exclusivamente para el té, no se debe fregar; sencillamente, después de utilizarla se vacía, se aclara con agua fría o caliente y sin secarla, se guarda destapada.
Un té se presta a cuantos caprichos e innovaciones se quieran, desde lo más sencillo hasta lo más lujoso y complicado. Para su confección es mi parecer que se siga la costumbre extranjera de que sea la señora de la casa la que haga esta operación, en la misma habitación en que deba servirse, pues por regla general el té preparado en la cocina suele ser detestable, ya que requiere ciertos requisitos y cuidados que a la cocinera se le antojan exigencias de la señora. Cuando los comensales son numerosos y de etiqueta, aconsejo que el té se sirva en el comedor por resultar más confortable y de mayor lucimiento, pues permite adornar la mesa y lucir la plata y demás objetos propios al servicio.
Se pondrán los artefactos para su confección en una gran bandeja de plata, que se colocará delante de la señora de la casa si se quieren seguir las reglas de etiqueta extranjera, o se colocarán en una mesita aparte si se quiere obtener una mayor comodidad.
Los utensilios necesarios son la caja de té, la tetera llena de agua caliente, un calentador eléctrico, la azucarera, una jarra con leche (mejor aún con nata), un plato con rodajas de limón y un coladorcito que a poder ser, se ajuste a las tazas. Se vaciará el agua que contenga la tetera para calentarla; sin secarla se echará el té, calculando una cucharadita de las de café por persona más una; siendo más de seis o siete se pondrá una cucharadita por cada dos personas. Se verterá encima del té un poco de agua hirviendo para que infle y se abran las hojas, y bien tapado, se dejará reposar cinco minutos. Viértase entonces el agua correspondiente, que ha de estar hirviendo a borbotones, en la proporción de una taza por persona. Las tazas se llenan hasta un centímetro del borde, y se añade la leche y el azúcar a gusto de cada uno.
Con el té se sirven obligatoriamente tres manjares: toastes, cakes y mermelada, que son de fundamento; luego, como todo está admitido para acompañar, se añadirán sandwichs, canapés y bocadillos de todas clases, bollos, mediasnoches, muffins, fiambres, tartas, pasteles, pastitas, petit fours, dulces, bombones, etc. Igualmente se servirán vinos dulces, cocktails y hasta incluso café con leche y chocolate.
Para el té se pondrá encima de la mesa, para cada comensal, un plato pequeño, un platito con su taza, a la derecha la servilleta de té; sobre éste la cuchara, tenedor y cuchillo (todo pequeño), y la cucharilla, más pequeña aún, se pone en el mismo platito de la taza [...]
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Así que ya sabéis, calentar la tetera, echar el té (una cucharada por persona más otra extra), echar un poco de agua hirviendo, esperar cinco minutos, y verter encima el agua restante, a taza por ración. No es tan fácil como meter una bolsita en agua calentada en el microondas pero vale la pena.
Para que veáis cómo fue el curso, por si os quedasteis con ganas de ir (sí, lo sé), a continuación unas cuantas fotos cortesía de Gloria, nuestra anfitriona en Glo & Co.
cual condesas viudas de Grantham
la vajilla de puturrú
mis cubiertos, también de puturrú
haciendo scones
los scones recién hechos y en todo su esplendor
la mesa con los sandwiches, el cake y los scones
el cóctel azul Bilbao
El lunes os daré la receta del cake, del cóctel y de paso, del auténtico y ranciamente aristocrático sándwich de pepino, que aunque no lo parezca al oírlo, está muy bueno.
Incluso podéis escuchar la música que puse para ambientar, swing de los años 30 y 40 para conjuntar con la vajilla y la época de los libros de la marquesa, aquí tenéis la lista de reproducción. Nada mejor que mover un poco el culo con estilo mientras se cocina. O se come. O se lee.
Gracias a Gloria por su amabilidad y por tener ese espacio tan fantástico que es Glo&Co, y a Mikel por ayudarme y ser el sous chef que nunca pensé que tendría. Ambos han hablado ya del taller en sus respectivos blogs:
- en Mikey F. - en Dulce evasión
Mi desvirtualización sigue su curso y pronto podréis verme, horror, haciendo el mónguer en vivo y en directo en la tele. Haciendo bollos de mantequilla de Bilbao junto a ese encanto de persona que es David de Jorge, en Robin Food. Me tiemblan las rodillas.