Disponemos un molde desmontable, cortamos en rodajas nuestro panettone y comenzamos con la crema, en un bol añadimos los huevos y el azúcar y batimos hasta que este esponjoso y pálido. Añadimos el queso, reservando 2 cucharadas soperas y la nata y batimos con una batidora eléctrica hasta que monte la crema y esta quede firme sin llegar a la textura de la nata montada, por ultimo añadiremos un chorrito de licor de naranja. Cojemos cada rodaja y la cortamos a la mitad, colocamos las 2 mitades en el interior del molde y con la ayuda de las yemas de los dedos aplastamos la rodaja, y empapamos el panettone con licor de naranja, y cubrimos la superficie con crema. Volvemos a añadir otras dos mitades encima, presionamos suavemente, empapamos de licor y nuevamente crema y seguiremos este proceso hasta llegar a la parte superior del molde, acabando siempre en una capa de panettone y esta empapada en licor. Reservaremos una parte de crema en la nevera, cubrimos con papel film y la introduciremos en la nevera 3 horas como mínimo con peso encima, transcurrido este tiempo, retiramos de la nevera y desmoldamos en el plato que vallamos a servir. Para cubrir las paredes de nuestra tarta, al queso que habíamos reservado con anterioridad añadiremos la ralladura de la mandarina y mezclamos bien, hasta que nuestro queso quede cremoso. Con ayuda de una espátula vamos cubriendo las paredes de nuestra tarta, en un bol añadiremos el chocolate troceado y lo derretiremos en el micro con golpes de 10 segundos, hacemos un cucurucho y lo rellenamos con el chocolate derretido, y dibujamos con el chocolate arboles sobre una hoja de papel de hornear previamente colocada sobre una bandeja de horno que nos quepa en la nevera. Guardaremos ambas cosas, tanto la tarta como los arboles en la nevera 30 minutos, transcurrido este tiempo vamos colocando con mucho cuidado nuestros arbolitos alrededor de nuestra tarta. Con la crema del relleno que nos había sobrado rellenamos la pare superior de la tarta y con ayuda de una cuchara vamos haciendo ondas para acercarla crema hacia los bordes y aprovechar para que nos quede con formas.