La espinaca
Con nombre científico Spinacia oleracea es una planta de la familia de las amarantáceas, cultivada como verdura por sus hojas comestibles, grandes y de color verde muy oscuro. Su cultivo se realiza durante todo el año y se puede consumir fresca, cocida o frita. En la actualidad es una de las verduras que más habitualmente se encuentra congelada.
El mito del hierro
Un mito muy extendido sobre las espinacas es que son muy ricas en hierro. De hecho, se hizo una serie para fomentar su consumo. En ella Popeye consumía una lata de espinacas que le daba una fuerza sobrenatural.
El origen de esta equivocación está en un error del científico E. Von Wolf (1870), que multiplicó por 10 la cantidad de hierro al errar en la colocación de una coma. Hoy día se sabe que en general las otras plantas comestibles contienen niveles de hierro similares o incluso superiores a la espinaca, como es el perejil, semillas de sésamo, acelgas, berza, col, y en general la mayoría de verduras de hoja verde oscura.
De hecho, el hierro de la espinaca no se absorbe bien porque la espinaca tiene mucho ácido oxálico y éste hace insoluble al hierro.
Principales propiedades
De todos modos, aunque tengan poco hierro (los garbanzos, las alubias, las lentejas, las berenjenas o la avena, tienen más) y éste no sea fácilmente asimilable, las espinacas siguen siendo un alimento muy aconsejable.
Es rica en vitaminas A, E y K, yodo y varios antioxidantes. Uno de los componentes más preciados que posee es el betacaroteno, en proporciones incluso mayores que la zanahoria. Este es el causante de la producción de Vitamina A -como hemos mencionado ya-, en la cual se transforma a través del hígado e intestino delgado una vez la ingerimos. Como consecuencia, disponemos de un potente antioxidante, que previene la aparición del cáncer, especialmente el de pulmón.
Además de todo ello, señalaremos de su composición un valor superior al 92% de agua, lo cual las convierte en fuertes aliados en las dietas de adelgazamiento.
Consumir con precaución
También contiene bastante ácido oxálico, por lo que se ha de consumir con moderación. La razón es que al combinar este ácido con otros minerales, como son el hierro, el potasio y el magnesio, se forman oxalatos, que son como unos pequeños cristales que se depositan en las articulaciones, pudiendo dañar los tejidos. Así pues su consumo no será recomendable para pacientes que hayan sufrido cálculos renales o padezcan enfermedades como artritis.