El otro día escribí de la horchata de chufa, y hoy, según el verano avanza, y en consecuencia el lógico calor que le acompaña, me lleva a las elaboraciones que más se adecúan, a mi juicio a esta estación, no puedo olvidarme de la leche merengada, admirada por mí, desde mi más tierna infancia; fresca, rica, golosa, llena de sabor incontestable, y para mí, como digo desde siempre, maravillosa. No acostumbro a hablar de recetas en el blog, sólo suelo hacerlo de ingredientes, en algunos casos, y en la misma línea pretendo seguir. La leche merengada, leche con merengue, a fin y al cabo, se compone de: leche, azúcar, clara de huevo, corteza de limón y canela en polvo. Se calienta la leche con el azúcar y la canela, sin que se agarre, 2 minutos de hervor, y se deja enfriar, se pasa por un "chino", y se pone en el congelador hasta que se cuaje. Se baten las claras de huevo, se incorporan mezclándolas bien, y de nuevo al congelador, sin que se cristalice, si se produce, se baten bien. Es difícil establecer concretamente el origen y la fecha de esta fantástica bebida, pero si recordamos que la famosa canción, de Jacobo Morcillo Uceda y de Fernando García: "Tengo una vaca lechera, no es una vaca cualquiera, me da leche merengada, ¡ay!, que vaca tan salada, tolón, tolón.....", que parece ser es del año 1946, ya nos la cita, la referencia adquiere cierta antigüedad, anterior es la que igualmente realiza el gran autor Benito Pérez Galdós, cuando habla de la leche merengada en su obra "Fortunata y Jacinta", pues en este caso se sitúa en 1886-1887. Para mí, en cualquier caso, como he reiterado, simplemente maravillosa.
(foto tomada de bpp color).