Una sencilla vuelta de tuerca a una receta fácil, sabrosa y vistosa ideal para comer con las manos y acompañarte frente a la tele.
Pues sí, seguramente lo habrás adivinado.
Quedamos en el cierre de la entrevista con Laube Leal que reproduciría una de las recetas que me propuso y la verdad es que la mayoría teníais claro que me iba a decantar por sus papas bravuconas por aquello del picante y la guindilla. Y sí, ha sido la elegida, pero no por el picante, sino porque me ha parecido el ejemplo perfecto de que por muy poco, con muy, pero que muy poco fondo de despensa que tengamos, podemos hacer recetas muy simples, deliciosas y diferentes.
¿Qué hay más humilde que unas patatas, una cebolla, tomate fritro...?. Son ingredientes que casi todos tenemos en casa y además es un tipo de receta que representa muy bien alguno de los pilares en los que se sustenta Sano y de rechupete, me explico: cocina para todos con ingredientes sencillos, saludables, sabrosos, coloridos y al alcance de todos los bolsillos.
Pero quise rizar un poco el rizo y forzar. Cuando me decidí por esta receta lo hice porque sabía que tenía en casa patatas nuevas recién compradas y me sonaba que podía tener la mayoría de los ingredientes (o algo parecido), así que me propuse elaborarla sin necesidad de ir a tienda alguna ni, por supuesto, mentiros diciendo que había usado un ingrediente que no tenía.
Pero aún hay más amigos. Yo tenía que darle una vuelta a la receta, tenía que "hacerla mía", llevarla a mi terreno y convertirla en algo que, como dice el gran Abraham, "me salga de los fogones" y me represente. Por ello, hoy van dos versiones o, mejor dicho, una vuelta de tuerca a la versión original. Para ello me hice una pregunta... ¿Cómo me hubiera gustado comer esto si estuviera solo en casa y me dispusiera a ver el partido del siglo?.
Ingredientes:
- 500 g. de patatas nuevas.
- 1 Cebolla (morada, que es la que tenía).
- 2 Dientes de ajo.
- 3 ó 4 cayenas (me salieron flojuchas, tenía que haber puesto más).
- 350 ml. de Caldo de verduras (de pollo en el original).
- 200 ml. de tomate frito.
- Hierbajos, (en mi caso estragón, perejil en el original).
- Aceite de oliva virgen extra.
- Sal
Para el tuneo:Parmesano rallado, rabanitos, hierbas como para una boda (más estragón y menta), ralladura de lima y el tallo verde de una cebolleta.
Elaboración:
1.- Dorar la cebolla y añadir las patatas lavadas y cortadas por la mitad. Rehogar 4 ó 5 minutos y añadir las cayenas trituradas, el ajo majado y la sal. Llevar a ebullición. (Laube añade pimiento verde, yo no tenía).
2.- Incorporar el tomate frito y el caldo, llevar a ebullición.
3.- Cuando rompa a hervir, bajar el fuego a la mitad y cocer durante unos 25 minutos o hasta que las patatas estén en su punto de terneza.
4.- Servir en una fuente, espolvorear estragón por encima (perejil en la V.O.) y acompañar con una cantidad desorbitada de pan... hará falta.
El tuneo....
Bien, hasta aquí todo perfecto. El resultado son unas patatas muy agradables para servir de guarnición o de perfecto picoteo. La cantidad de picante la puedes regular con la cantidad de guindilla.
La salsa es muy agradable, con el caldo de pollo original quedará más untuosa y algo más contundente.
Y llegados a este punto y ante el deber moral de adaptarlo a mi pantagruélico universo me entró una especie de bloqueo, porque una cosa es versionar una receta y otra es mejorarla y en este caso es francamente difícil.
Y entonces acudí al viejo truco del cocinillas soltero que una vez fui y recordé aquella máxima que dice que "si algo está bueno, añádele queso fundido y estará mejor"...
Y si lo pinchas y lo puedes comer con las manos frente a la tele ni te cuento...
¿Cómo?.
1.- No hice más que pinchar los trozos de patata en una brocheta que antes empapé de agua, En posición horizontal cubrí con la salsa y sobre ella rallé parmesano, ¿cuanto?, ¡como para una boda!.
2.- Introduces la brocheta en el horno para gratinar a máxima potencia y retiras cuando tenga un bonito color dorado, lo que ocurre unos 30 segundos antes de que el palo de la brocheta combustione, así que cuidado.
3.- La pinchas en un trozaco de pan y te dejas poseer por el espíritu de Jamie Oliver, así que buscas una tabla de madera y sirves la brocheta acompañada de hierbas picadas al momento, unos rabanitos en lonchas finas y el tallo verde de una cebolleta.
4.- Sobre el conjunto rallas una lima.
5.- Sirves lo que queda de salsa en un cuenco para acompañar y poder mojar o añadir más a la brocheta, pero mientras te pones a hacer fotos vas mojando pan y cuando te quieres dar cuenta te has comido la salsa y no sale en la foto...
Y como el otro día no puse música (mea culpa) hoy pongo yo la B.S.O. con unos tipos que me pirran desde hace una vida, aunque me parece a mi que esas barbas no son muy del gusto de Laube...