Sin pan no hay Dieta Mediterránea

Lluis Serra Majem es miembro del Comité Científico del pan y el impulsor de la Dieta Mediterránea como patrimonio de la humanidad a través de la Fundación Dieta Mediterránea, que preside. Este proyecto que acaba de culminar se remonta al año 2004, cuando Serra propuso la idea. Entonces él no esperaba que el proceso fuese tan complejo. Hoy, puede decir satisfecho que la dieta mediterránea ya es “patrimonio de todos”.

Tras tantos años de “lucha” los sentimientos son difusos, por un lado está la alegría de finalizar con éxito un proyecto, y por otro el inicio de una nueva etapa. Uno se siente “muy bien” al haber logrado un objetivo, “es la culminación de un proceso fruto de un sueño. Pero el sueño no se acaba aquí. Es sólo la primera etapa. Debemos continuar y debemos dejar de un lado las celebraciones y los reconocimientos. Tenemos muchos retos enfrente”, afirma Lluis Serra. Con este reconocimiento para nuestra dieta se conseguirán “más recursos y más proyección nacional e internacional, y sobretodo muchas más posibilidades de que la gente la practique y la defienda como algo propio, como un signo identitario parecido a la lengua, a un valle o un monumento”, comenta.
Catedrático de Medicina y Salud Pública de la Universidad de las Palmas de Gran Canaria, no duda en afirmar que “el pan es un alimento vertebrador de la Dieta Mediterránea. Sin pan no hay Dieta Mediterránea. El pan es un alimento que ha acompañado al hombre a lo largo de toda su historia, especialmente en la cuenca mediterránea. Sus orígenes conocidos se remontan al año 6.700 en la antigua Mesopotamia -entre los ríos Tigres y Éufrates-, donde se consumía una masa preparada con cereales machacados y molidos. Desde allí se extendió rápidamente a todo el Mediterráneo. Desde entonces, el pan, junto con los cereales, ha ocupado la base de la Dieta Mediterránea. Debemos no obstante recuperar el pan tradicional y dar mayor protagonismo al pan integral”. (Información facilitada por PANORAMA PANADERO)