Revista Cocina

9 herramientas efectivas para reducir el estrés

Por Evamuerdelamanzana

9 herramientas para reducir el estrésEl estrés es una de las principales causas de nuestros problemas de salud. Desde fatiga adrenal, ansiedad, insomnio y depresión, a enfermedades autoinmunes, sobrepeso e infartos.

Todos estamos muy ocupados; tenemos que ir a sitios, hacer cosas y ver a gente. ¿Entonces cómo lo hacemos? ¿Cómo hacemos para manejar el estrés, ir al trabajo, cuidar de nuestra familia y cuidarnos a nosotros mismos?

Cuando tu vida es un torbellino, lo más seguro es que no te puedas permitir el lujo de desaparecer durante una semana a meditar a un retiro espiritual, ¿entonces cuál es la solución?

Voy a hacerte un resumen de nueve cosas sencillas que todos podemos poner en práctica. Entre ellas, algunos cambios de actitud y unos cuantos actos que no nos tomarán más de un par de minutos. Son gestos que puede que no nos solucionen nuestro estrés más grave, pero sí nos ayudarán mucho en el día a día.

¿Cómo hacemos para manejar el estrés en nuestro día a día? Aquí tienes 9 herramientas sencillas.

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Realiza una tarea, solo una

Es muy estresante estar cambiando de una tarea a otra, así que en la próxima actividad que hagas, olvídate de todo lo demás y permanece presente en esa única tarea.

Sumérgete plenamente en ella, libérate de esa sensación tan habitual de tener que hacerlo con prisas porque hay que pasar a la siguiente tarea.

Siempre habrá una siguiente tarea, nuestra lista de cosas que tenemos que hacer nunca se acaba, así que permite que esas cosas sean para más tarde. Permanece 100% en lo que estás haciendo ahora, como si fuese la única razón de tu existencia.

Respira. Baja las revoluciones. Revisa tus compromisos y prioriza el orden. Haz las cosas una a una y empieza ya. Y recuerda que los resultados son más importantes que el tiempo que tardas en conseguirlos.

No intentes controlar lo incontrolable

Lo que te causa estrés es el miedo, no factores externos como tus responsabilidades en el trabajo, las broncas de tu jefe o tus temas familiares. Todo eso es parte de la vida, pero se convierten en una fuente de estrés cuando tienes miedo a fracasar, cuando tienes miedo de no gustar a los demás, cuando tienes miedo de no ser lo suficientemente bueno, cuando tienes miedo de que te abandonen…

Tus miedos son producto de tu imaginación, de alguna fantasía que tienes acerca de cómo deberían ser las cosas. Temes no estar a la altura de esa fantasía. La imagen que tienes en tu cabeza es que vas a ser perfecto, vas a gustar a los demás, te sentirás bien y cómodo todo el tiempo, tendrás éxito en todas las facetas de tu vida. Gracias a estas fantasías sientes que controlas un mundo que está fuera de tu control, pero en realidad te están haciendo daño porque hacen que sientas miedo y estrés.

Deja de intentar controlarlo todo. El caos y la incertidumbre no son malos. Confía en que todo va a estar bien. Tendrás menos miedos y sentirás menos estrés.

Para reducir el estrés, deja de intentar controlarlo todo. Todo va a estar bien.

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Acepta a las personas como son

Nos enfadamos con otras personas porque no concuerdan con nuestra fantasía de cómo deberían actuar. Intenta en vez aceptarlos por quienes son, y date cuenta de que, al igual que tú, son imperfectos, están buscando la felicidad y se están esforzando por encontrarla. Lo están haciendo lo mejor que saben. Acéptalos tal y como son. En la mayoría de los casos es imposible cambiarlos, así que ahórrate ese estrés innecesario.

En lugar de intentar cambiarlos, ofréceles tu apoyo y predica con el ejemplo.

Sal a pasear

Cuando sientes que las cosas se te van de las manos, tómate 10 minutos para salir a pasear y despejarte la cabeza. Es casi milagroso. Las personas que han experimentado situaciones vitales muy estresantes suelen sentir mejorías en su estado de ánimo después de dar un paseo al aire libre. Es la forma más efectiva de reducir la presión de una mente preocupada.

Venga, anímate. Piensa en darte un respiro y sal a dar un paseo de 5 o 10 minutos, si es en un parque o algún lugar donde haya árboles, mejor. Esto no es hacer el vago. Lejos de ser una pérdida de tiempo, es muy probable que esta acción tenga un efecto restaurador en tu mente y te ayude a recuperarte del estrés y de la fatiga. Te recomiendo leer este libro de técnicas para relajar el cuerpo y calmar la mente.

Haz prácticas cortas y efectivas de mindfulness

No hace falta que medites todos los días durante 30 minutos para conseguir los beneficios del mindfulness. Puedes realizar estas actividades que te ayudarán a calmarte y a resetearte siempre que lo necesites:

  • Presta atención a tu respiración durante 1 minuto, escúchala y siéntela.
  • Haz un escaneo corporal, durante 30 segundos, concentrándote en cómo sientes cada parte en este momento.
  • Fíjate en tus pensamientos acerca de las preocupaciones, miedos, dudas, ideales y juicios durante 1 minuto. Date cuenta de que estos pensamientos no son más que pensamientos y no necesitas creerlos ni reaccionar a ellos.
  • Da un paseo, prestando atención a tus pies, tus piernas, tus brazos, manos, cuerpo, tu respiración y tu entorno.

Puedes hacer una o más de estas sencillas prácticas de mindfulness cada vez que lo necesites.

Realizar estas sencillas prácticas de mindfulness en menos de 1 minuto para reducir el estrés.

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Deshazte de tus pensamientos erróneos

Antes de dominar una nueva forma de ser es necesario aprender a pensar de una forma nueva. Detrás de cada sentimiento de estrés se encuentra un pensamiento erróneo. Antes de ese pensamiento no sufrías, solo comienzas a sufrir después del pensamiento. Cuando te das cuenta de que el pensamiento no es real, de nuevo desaparece el sufrimiento.

Cuando cambias tus pensamientos, cambias tu vida. Así que la próxima vez que te pilles estresado por un pensamiento, hazte las siguientes preguntas:

  • ¿Es verdad? Esta pregunta aparentemente tan sencilla te puede cambiar la vida.
  • ¿Puedo estar 100% seguro de que es verdad? Ésta es una oportunidad más para que puedas abrir tu mente y buscar dentro de ti hasta que encuentres las respuestas que están debajo de lo que asumes como cierto.
  • ¿Cómo me siento cuando pienso esto? Cuando te haces esta pregunta comienzas a notar el efecto interno de causa y efecto que tiene en ti este pensamiento. Verás que cuando te lo crees tus sentimientos pueden ir desde una leve incomodidad al pánico, ansiedad y miedo más extremos. ¿Qué sientes? ¿Cómo tratas la situación o la persona en la que estás pensando? ¿Cómo te tratas a ti mismo cuando te crees ese pensamiento? Intenta concretar.
  • ¿Quién sería yo y qué haría de forma diferente si no tuviera este pensamiento? Imagínate en tu situación, o en presencia de esa persona, sin creer ese pensamiento. ¿Cómo cambiaría tu vida si ese pensamiento no existiera en ti? ¿Cómo te sentirías? ¿Y qué prefieres, la vida con o sin ese pensamiento? ¿Cómo te sientes mejor?

Deja de compararte

A menudo la razón por la que lo pasamos tan mal, nos estresamos y nos sentimos inseguros es porque estamos comparando nuestras circunstancias más privadas y personales con los momentos destacados y públicos de los demás.

Deja de hacerlo. No compares tu primer capítulo con el capítulo 23 de otra persona. Sigue tu camino, escribe tu historia y fíjate en tus logros y en tus cualidades. Nunca te abandones.

La próxima vez que te pilles comparando tu vida con la de otra persona, recuerda estas dos fórmulas:

  • La Fórmula de la Felicidad = hazlo lo mejor que TÚ puedas y siéntete bien y orgulloso por ello.
  • La Fórmula de la Infelicidad = Compárate con los demás.

Conoce la fórmula de la felicidad que te ayudará a reducir el estrés en tu vida.

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Sé consciente de todo lo que va bien y sé agradecido

Ignorar todo lo maravilloso de nuestra vida es una tragedia. Cuando te preocupas por no tener la vida que piensas que deberías tener, te pierdes la belleza de todo lo que ya tienes. Te costará ser feliz si no agradeces todas las cosas buenas que hay en tu vida en este momento.

Aquí tienes un ejercicio de gratitud muy sencillo que no te tomará más de cinco minutos:

Todas las noches, antes de acostarte, escribe tres cosas que han ido bien durante el día y sus causas. Simplemente apunta una explicación corta por cada cosa buena.

Y ya está. Nos gastamos miles y miles de euros en teléfonos, coches, casas y vacaciones de ensueño con la esperanza de que estas cosas nos aporten un chute de felicidad. Esta alternativa es gratuita y funciona. De hecho, es adictivamente efectiva. Pruébala durante una semana y lo más seguro es que, pasado este tiempo, no quieras dejar de hacerlo.

Date un chute de felicidad todos los días. Es gratis, muy rápido de hacer y extrañamente adictivo.

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Usa tu cuerpo

Nuestro cuerpo es el instrumento más alucinante que tenemos, así que cuando no encuentres alivio, utiliza tu cuerpo para calmar tu mente.

La mente es un reflejo de nuestro cuerpo al responder a sus niveles de tensión, respiración, movimiento y concentración. De la misma manera el cuerpo también es un espejo de nuestros pensamientos, sentimientos, humor y responde a nuestro estado mental, las preguntas que hacemos y las palabras que pronunciamos.

Si cuerpo y mente están tan conectados, uno tiene un efecto directo sobre la otra y viceversa, está claro que si controlamos una de esas partes de forma consciente, influirá y transformará a la otra.

Si modificamos cómo usamos nuestro cuerpo podemos influir en nuestro estado mental y transformar nuestra actitud. Imagínate que estás de mala leche, cabizbajo, con los hombros caídos hacia adelante, frunciendo el ceño y resoplando. Luego haz lo contrario: ponte erguido y planta una gran sonrisa en tu cara. Respira profundamente y estira tus brazos hacia arriba.

¿Te sientes mejor?

Utiliza lo que tienes. Tu cuerpo es la mejor herramienta para cambiar tu actitud y aliviar el estrés de forma inmediata. Te recomiendo ver esta maravillosa charla de Amy Cuddy.

Algunas recomendaciones más

¿Has hecho ya todas estas cosas y quieres alguna recomendación más? Estos consejos también te van a ayudar:

  • Reduce tu número de compromisos diciendo “no” cuando sabes que deberías hacerlo.
  • Elimina tareas que no sirven para nada de tu lista de cosas por hacer.
  • Medita durante 10 minutos al día.
  • Duerme más.
  • Haz ejercicio todos los días.
  • Come mejor.
  • Abraza a alguien que quieres.

La mayoría de las personas intentan sobrellevar el estrés usando métodos dañinos: beben, fuman, comen chucherías o bollos, discuten, ven la televisión sin sentido, etc. Lo irónico es que estas actividades casi siempre causan más estrés.

Así que no te trates tan mal. Utiliza las ideas que he compartido hoy contigo para superar los momentos difíciles sin tener que recurrir a estas muletillas autodestructivas.

Ahora cuéntame tú

¿A ti qué te va mejor para manejar y aliviar el estrés cuando necesitas un respiro? Déjanos un comentario más abajo para compartir tus pensamientos.


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