- La tapas son grandes
- El formato es como el de Granada. Por rondas. Es decir, con la primera consumición ponen a todos la misma tapa "una primera", si tomas otra ronda "una segunda"... esto está muy bien si sueltas el ancla en un bar pero es menos interesante cuando vas de ruta.
- Hay muchos sitios y zonas pero la principal y donde están los bares míticos de la ciudad está en los alrededores de la catedral por las calles Cerón y Arco de Consuelo. Hay otras zonas como por ejemplo las terrazas y bares de los alrededores de la Plaza del Pósito pero esta de la que os vamos a hablar es la más clásica. Con calles estrechas llenas de gente y bares genuinos, con historia y donde aún (y gracias a dios) no han llegado las franquicias.
- Se estila mucho el vermú
- Un último consejo: ármate de paciencia. Mucha paciencia. Todo es lento allí: pedir, pagar, que te sirvan. Es otro ritmo, acostúmbrate a él.
- El primero es La Manchega, mítico donde los haya. Lleva abierto desde 1.886 y era uno de los bares más llenos de la zona. Decoración de toros y toreros. Lo típico son las raciones y los bocadillos. Y de beber el vermú. Tiene entrada desde la calle del Arco de Consuelo y desde Bernardo López. Con nuestra Pepsi, blanco de rueda y dos mostos la tapa fue de salchichas con patatas (7€)
- La Barra: el otro imprescindible, más aún que la Manchega. Muchas gente joven se da cita en este local donde la especialidad es, sin duda, las migas. Todo el bar las estaba comiendo; Migas con avios, esto es: uvas, piña, melón, ajo, panceta, pimiento, chorizo y rábano. La bebida típica del lugar es el Rosini que lleva vino, limón, licor de melocotón y angostura. De tapa nos pusieron torreznos y bocatines de morcilla. Las migas, dos rossinis y dos mostos salieron por 20€
- Los Amigos: al lado de la Manchega. Un bareto bareto llevado por dos hermanos que sirven con paciencia una barra repleta. Aquí tomamos un vino blanco y una caña con limón. El precio, de lo más bajos de la ciudad, pero la tapa "primera" que nos tocó fue salchichas con patatas otra vez. Lástima, estas eran de plástico pero al menos venían con una salsa muy rica.
- Taberna Gorrión. Antiguo, data de 1.888 y está declarado como BIC. Es un bar muy genuino, donde aún anotan lo que vas tomando con tiza sobre la barra y donde puedes ver un jamón momificado desde hace años. No es que sea algo que merezca la pena pero es curioso y más la leyenda que cuenta que lleva así 100 año y que fue un jamón que goteó aceite sobre el pecho de un princesa rusa. La tapa que nos tocó no fue muy buena, salchichón y aceitunas con un agua y un blanco por 3,7€
Terminamos el día en Entre cuentos y café (C/ Bernabé Soriano). Un local de tartas en el que paramos para merendar. Un sitio grande pero con el servicio lento. Muy lento, casi 50 minutos desde que entramos hasta que tuvimos el pedido en la mesa: café, crepe con chocolate, agua, tarta de donuts y otra de huesitos por solo 10,55. Tiene dentro un parque de bolas en el que por 2,6 euros puedes dejar a los niños una hora Tiene una servicio también muy interesante: dejarles 3 horas en horario cena o vermú; les dan de comer y juegan en la ludoteca por unos 10€.
Para el vermú, aunque muchos bares cierran entre las tres y media y las cuatro hay otros que no por lo que es posible alargar la sesión para poder disfrutar de una ciudad con ambiente propio y que es la gran desconocida de Andalucía.