Uno de los aperitivos que tienen éxito en casa son estos pastelitos de pasta filo, por mi parte he de decir que no soy muy de morcilla me gusta solo en la fabada y en alguna otra cosita más. Aunque reconozco que la mezcla de estos ingredientes es realmente sorprendente, ya que por un lado, tenemos el toque dulce de la manzana en contraste con el salado de la morcilla, y por el otro una dorada y crujiente pasta que envuelve el relleno convirtiéndolo en un bocado con una textura muy agradable al paladar y para comer con los dedos en dos o tres mordiscos.
Ingredientes:
- Pasta filo.
- 1 morcilla de cebolla.
- 2 manzanas reineta.
- Queso San Simón da Costa.
- Mantequilla.
- Pedro Ximénez.
- 1 cogollo de lechuga.
- 1 tomate o tomates cherry.
Preparación:
- Comenzaremos preparando una compota con las dos manzanas. Las pelaremos y las cortaremos en trocitos menudos.
- Las pondremos en un cazo al fuego con un chorrito de agua.
- Dejaremos que se rehogue a fuego lento para que se ablande y removiendo de vez en cuando con una cuchara de palo. Una vez tenga la textura de un puré, apartamos del fuego y reservamos.
- Quitamos la tripa a la morcilla, la deshacemos con las manos bien limpias y la echamos en una sartén.
- Le unimos la compota de manzana, mezclamos bien y vertemos un chorrito de Pedro Ximénez. Dejamos que reduzca durante unos minutos.
- Ya tenemos listo nuestro relleno y mientras se enfría, extendemos cinco hojas de pasta filo una encima de la otra. Colocamos un plato de postre o de café encima y vamos recortando por el borde con ayuda de la punta de un cuchillo.
- Una vez tengamos la pasta cortada en círculos, la pincelamos ligeramente con mantequilla derretida y fría.
- Colocaremos una primera que pincelamos, otra encima volviendo a pincelar y así hasta acabar con las cinco hojas.
- Con mucho cuidado las vamos colocando en moldes de silicona ( he usado los de hacer magdalenas) hasta asentarla bien dentro de ellos.
- Repartimos el relleno y colocamos encima un trozo de queso que se funda bien. En mi caso uno gallego, faltaría más.
- Metemos al horno precalentado a 200º hasta que estén dorados y el queso fundido.
- Dejamos templar y que asienten bien dentro del molde, luego los sacamos con cuidado y los colocamos encima de papel absorbente durante unos minutos antes de servirlos.
- A la hora de emplatarlos les pondremos debajo una hoja del cogollo de lechuga a cada uno. Encima, un trozo de tomate o tomates cherry.