Esta entrada va dedicada a una de las personas que más valoro en este mundo, que junto con mi madre conforman el sentido de todo. Son los que me han dado la vida y todo lo que soy se lo debo a ellos. Le he preparado el desayuno no porque sea un día especial, sino porque sí.
Por su amor. Por su cariño. Por su apoyo. Por su esfuerzo. Por ser así como es. Por ser el mejor padre del mundo. Porque simplemente se lo merece. Volvamos a la receta, os daré unas pistas para que vuestras tostadas francesas os salgan estupendas: un día antes saqué las rebanadas de pan del paquete y las dejé que se sequen un poco y se queden duritas para que al freírlas no se rompan. Para darles la vuelta es recomendado utilizar una espátula ancha, de las dimensiones, más o menos, de las tostadas. Para hacer este postre, se suele usar canela, pero a mí no me gusta, además considero que oculta el aroma de la vainilla que considero que debería prevalecer. Pero esto según el gusto de cada uno. ;)
Ingredientes (para 2 personas):
- 4 rebanadas de pan de molde
- 2 huevos
- 1 vaso de leche entera (unos 200 gr.)
- un sobre (10 gr.) de azúcar avainillado o unas gotas de esencia de vainilla
- 2 cucharadas de azúcar
- 200 gr. de mantequilla sin sal (para freír y servir)
- sirope de arce (sustituible por miel), fresas , plátano, nata, helado o lo que os apetezca para servir
- Juntamos en un plato hondo la leche, los dos azúcares y los huevos. Batimos enérgicamente hasta integrarlo todo.
- Remojamos bien las rebanadas por las dos partes. Las freímos a fuego medio-bajo en una sartén donde previamente habíamos derretido mantequilla. Las doramos por las dos partes.
- Las sacamos con cuidado en un plato, les ponemos un trozo de mantequilla por encima y las bañamos con sirope de arce. A disfrutarlas bien calentitas! :P